Hércules de Armamento enfila el concurso de acreedores

La empresa tiene cuentas pendientes con los empleados, las contratas y antiguos socios que hacen inviable su continuidad

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La concesionaria de las instalaciones de la antigua Fábrica de Armas de A Coruña, Hércules de Armamento, lleva meses adentrándose en un callejón que parece no tenrer salida. Su equipo directivo busca desde hace meses sin éxito un salvador que aporte el dinero que necesitan para hacer frente a las numerosas deudas que ha ido acumulando en todo este tiempo y que superan ya el millón de euros.

Mientras tanto, la actividad en la fábrica sigue bajo mímimos. La plantilla no alcanza los 130 trabajadores –a pesar de que Defensa, la propietaria, le exige mantener a 155 con contrato indefinido durante tres años–, pero muchos de ellos, sobre todo de los que trabajan a jornada completa, llevan desde agosto del año pasado sin cobrar.

Una larga lista

La Seguridad Social también anda detrás de Ramón Mejuto, su director, precisamente por los impagos que acumula en cotizaciones y prestaciones sociales. Pero no son los únicos que le persiguen, ya que tiene varias causas abiertas en los tribunales por cuestiones relacionadas con su gestión.

El dinero entra a cuentagotas y las deudas se van hinchando casi de manera exponencial. La situación es tan delicada que en cualquier momento puede presentar el concurso de acreedores, bien por decisión propia o instado por un tercero.

Desde luego, Hércules de Armamento cada vez tiene más candidatos que reclamen la entrada en concurso de la sociedad. De momento ha ido salvando la situación con avales. Así fue como cumplió el pasado mes de marzo con Defensa. No hizo efectivo el pago de la segunda anualidad de la concesión, sino que fue el Ministerio el que ejecutó una parte del aval. La cuestión es si el banco en el que lo había depositado ha podido cobrar o se suma también a la lista de acreedores del señor Mejuto.

La seguridad, en el aire otra vez

Con las empresas de seguridad también tiene lo suyo. Seguribérica todavía está esperando a cobrar los cerca de 500.000 euros que le adeuda por los servicios prestados hasta noviembre, fecha en la que decidieron abandonar por impago. Los nuevos, Alcor, siguen el mismo camino.
De momento los sueldos están presumiblemente cubiertos por un aval que la empresa está a punto de ejecutar. A partir del mes que viene es posible que se sumen a la cola de los que esperan a cobrar.

Una cola a la que se incorpora también su antiguo socio, Juan José Gómez Rey, que litiga con Mejuto en los tribunales, entre otras cosas por la operación acordeón que le sacó del capital de la empresa. El juicio por despido ya lo tiene ganado. Deberá recibir las nóminas atrasadas y una indemnización que, según fuentes conocedoras del caso, ronda en su conjunto los 60.000 euros. Ahora está a la espera de que la compañía le ingrese lo que le debe, como el resto.

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