Guerra abierta entre Slim y los fondos buitre para que la quita sobre Realia supere el 20%
Fortress, King Sturge y Goldman Sachs, que pagaron 450 millones por la deuda valorada en 800, buscan lograr plusvalías del 40% en dos años, casi 200 millones de euros
El magnate mexicano Carlos Slim logró ganar el pulso a Hispania, la socimi de la que participa el inversor estadounidense Georges Soros, por el control de la inmobiliaria Realia. Pero no acaba de doblegar a los fondos de inversión que atesoran los casi 800 millones de euros de deuda del negocio promotor que vencen el 30 de junio de 2016, de cara a lograr que acepten una quita considerable.
La de las opas fue una guerra abierta, a base de ofertas y contraofertas publicadas a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), con todo lujo de detalles acerca de precios y demás condiciones. Nada que ver con la negociación soterrada y fuera de foco que Slim mantiene con Fortress, King Street y Goldman Sachs.
El referente de Hispania
Son los tres acreedores, titulares de esos 800 millones, con los que Slim negocia con una cifra clave sobre la mesa de negociación. Los 313 millones de euros que Hispania, caso de haber sacado adelante su opa, hubiera abonado a esos fondos por la mitad de la deuda que cada uno ostenta en Realia, aplicando un descuento del 21% sobre el principal pendiente de pago. O sea, recibirían esa cantidad por cancelar la mitad y se mantendrían como acreedores de los 400 millones restantes.
La operación estaba perfectamente estructurada, incluso con un crédito puente de 250 millones de euros, que hubieran aportado el Banco Santander y Caixabank, como paso previo para rematar la operación con una ampliación de capital. Pero se interpuso Slim y todo se fue al garete.
Su reacción inmediata tras hacerse con el control de FCC –accionista de Realia con el 37% del capital– fue, primero, dar marcha atrás en la intención de las Koplowitz de vender esta participación y, después, mover los hilos para quedarse con Realia. Así, tras comprar el paquete del 25% en manos de Bankia, lanzó su propia opa dejando a Hispania fuera de juego.
Los fondos quieren más
Los números para negociar con los acreedores son los que son. El punto de partida son los 450 millones de euros reales que pagaron Fortress, King Street y Goldman Sachs –proporcionalmente al 58,4%, 28,7% y 12,9%, respectivamente–, a Sareb y a la mayoría de bancos españoles con un descuento superior al 40%.
Pero claro, los fondos quieren más. No pretenden ceder un ápice en su intención de hacer plusvalías en esta operación, sobre todo ahora que los activos inmobiliarios empiezan a apreciarse.
Sin prisa, con la sartén por el mango
En este sentido, ya han tirado el órdago para dejar claro que no están dispuestos a moverse un ápice de los 625 millones que, al final, hubieran percibido por vender la deuda a Hispania. Y en esas siguen. Si logran llegar a un acuerdo con Slim en esos términos, el negocio les saldrá redondo, con plusvalías que rondarían el 40% en un par de años.
Los fondos no tienen prisa. Saben que, llegado el caso de tener que forzar la situación, Realia cuenta con una tesorería saneada, de más de 600 millones de euros, en su mayoría procedentes de la venta, en julio de 2014, de su filial francesa SIIC de París.
Deuda patrimonial en 2017
Se trata del principal asunto que Slim debe resolver en la inmobiliaria para, a partir de entonces, acometer otro proceso de reestructuración de deuda, el de los 820 millones de euros correspondientes al negocio patrimonial que vencen dentro de año y medio, en abril de 2017, así como elaborar un nuevo plan estratégico con detalle de inversiones y desinversiones no estratégicas.
Mientras tanto, Carlos Slim ha cerrado el organigrama directivo con la jubilación de Ignacio Bayón –el único presidente que ha tenido Realia– y la dimisión del director general, Íñigo Aldaz, para colocar a sus hombres de confianza. Tanto Juan Rodríguez como Carlos Manuel Jarque se convierten, a partir de ahora, en los responsables de la promotora.
En el mismo consejo, también se tomó la decisión de valorar los activos inmobiliarios a precio de mercado y no por su coste de adquisición. De esta manera, siguiendo este criterio, la valoración de activos al finalizar el pasado ejercicio hubiera sido de 1.400 millones, un 53% más, incrementando los fondos propios en casi 370 millones de euros.