Goldman Sachs y un fondo de las islas Caimán se cubren en OHL
La decisión de Moody's de ahondar más en el bono basura de la constructora coincide con el trasvase del 15,6% del capital hacia instrumentos financieros
Prosigue la presión bursátil sobre OHL, el grupo constructor controlado por la familia Villar Mir. Los cambios organizativos llevados a cabo en junio pasado –con la cesión de la presidencia de Juan Miguel Villar Mir a su hijo Juan Villar Mir de Fuentes– o las desinversiones abordadas para reducir deuda, no han servido para generar confianza entre los inversores.
Desde que hace cinco meses la constructora fuera excluida del IBEX 35 y, acto seguido, el octogenario presidente cediera el testigo a su hijo, la cotización de OHL no ha parado de caer. Lo ha hecho un 40%, desde los 4,3 euros en los que se movía entonces a los 2,6 en los que cerraba el pasado jueves, tras decidir la agencia Moody’s rebajar todavía más la calificación de su deuda, ahondando un poco más en el pozo del bono basura.
Desconfía la agencia de rating, que ha rebajado un escalón (de B3 a Caa1) la calificación, tanto de la deuda corporativa como el apalancamiento no asegurado. Y tampoco acaban de ver claro el futuro de OHL ni Goldman Sachs ni el fondo Hengistbury, radicado en las islas Caimán.
Entrada en OHL en septiembre, con la acción por los suelos
Ambos inversores entraron en el capital de la constructora el pasado mes de septiembre. Aprovechaban el bajo precio de la acción y confiando en que las fortalezas de la compañía pudieran hacer revertir la situación.
Pero, a la vista de que las incertidumbres se mantienen, todo esa inversión –suman entre ambos el 15,6% del capital– se ha canalizado a través de instrumentos financieros, como esos casi 3,3 millones de contratos por diferencias (CFD), declarados por Goldman Sachs en la última notificación remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Vencimientos a largo plazo de los instrumentos financieros
Operaciones en las que la liquidación se realiza por la diferencia entre el precio de compra y el de venta, por lo que no resulta necesario realizar la entrega física de los títulos. Un instrumento de pura especulación con el riesgo que comporta, cuyos vencimientos se han fijado a largo plazo.
En este caso, según el listado incluido en la comunicación a la CNMV, Goldman Sachs ha llevado el vencimiento de más de 3 millones de acciones, incluidas en CFD, para el año 2026, y los restantes 150.000 títulos, a través de swaps, con vencimiento entre julio y diciembre de 2017.
Goldman se desprende de 3 millones de acciones
Goldman Sachs entraba en OHL, por primera, el pasado 12 de septiembre, al declarar contar el 3,454% de la constructora. Un pequeño lote de 43.000 acciones, equivalente al 0,014% y todo lo demás –el grueso de la inversión– en instrumentos financieros.
A partir de aquí, los nueve movimientos notificados han servido para, primero, comprar hasta 4,6 millones de títulos y derivar más de 15 millones de acciones a instrumentos financieros, lo que provocó que Goldman elevara su capital en OHL, a finales de septiembre, hasta casi el 6,2%.
Desde entonces, el banco de inversión estadounidense ha reducido en 3,3 millones las acciones físicas, las que ha preferido colocar en esos contratos por diferencias y en swaps.
Hengistbury, desde Londres y desde las islas Caimán
En el caso de Hengistbury, la inversión en la constructora controlada por la familia Villar Mir ha llegado por dos canales. A través de su gestora en Londres y por medio de su filial radicada en el paraíso fiscal de las islas Caimán, que suman una participación del 9,17%.
Más de 17 millones de acciones –todos en contratos por diferencia– que, de convertirse en derechos reales, convertirían a este fondo en el segundo accionista de OHL. Solo por detrás de los Villar Mir, y por delante de Tyrus, el fondo monegasco que ostenta el 8,37% desde que hace un año ayudara al éxito de la ampliación de capital de la constructora por 1.000 millones de euros.