Gamesa lleva a medio mundo los ‘molinillos’ que no caben en España
El parón eólico nacional contrasta con incrementos globales de potencia instalada superiores al 40%, por el empuje de Estados Unidos, China, Brasil e India
A Gamesa, la empresa española fabricante de aerogeneradores, le llueven los contratos. Los que ha dejado de firmar en España, tras el frenazo a nuevas plantas tras la reforma del sector energético, los está compensando, y con creces, en países de medio mundo, sobre todo en Estados Unidos, China, India y Brasil.
Mientras aquí la producción prácticamente se ha parado, con 27 megavatios de nueva potencia eólica instalados en 2014 –el menor incremento en 20 años con apenas una docena de aerogeneradores–, en el resto del mundo el mercado respondía de manera diametralmente opuesta. Casi 52.000 megavatios (MW) instalados, con un crecimiento del 44% respecto al parón registrado en 2013.
Y Gamesa, la empresa vasca presidida desde hace casi tres años por Ignacio Martín, con el respaldo de Iberdrola, su máximo accionista con casi el 20%, le está sacando el máximo provecho posible.
Posicionamiento en Egipto
Acabó el pasado ejercicio con un contrato para suministrar aerogeneradores en China por 112 MW, y en lo que llevamos de año sendos acuerdos, firmados este mes de abril en Egipto –un país en el que Gamesa pretende llevarse la mayoría de los proyectos anunciados para los próximos años por New & Renewable Energy Authority (NREA), la autoridad egipcia de energías renovables– y en India, le han permitido asegurarse producir aerogeneradores para aumentar la potencia en 414 megavatios.
Junto a estos nuevos pedidos ya encuadrados en el segundo trimestre, lo más destacable a nivel operativo que Gamesa presentará el próximo 6 de mayo, con las cuentas del primer trimestre de 2015, será la definitiva firma del acuerdo de creación de Adwen, rubricado el pasado 9 de marzo con el grupo francés Areva.
Imparable negocio offshore
La sociedad conjunta que busca convertirse en uno de los líderes del negocio eólico marino (offshore), con una cuota de mercado del 20% en Europa en 2020. Cuenta para ello con una cartera de proyectos de 2,8 gigavatios (GW).
No obstante, de aquí al final de la década, se contempla un panorama con ciertos altibajos derivados de los nuevos marcos regulatorios. No se percibirán durante el presente ejercicio, donde las perspectivas de negocio siguen muy favorables. Pero sí en 2016, con un descenso de las instalaciones en Europa y, sobre todo, en 2017, en un escenario de no renovación de los créditos fiscales a la producción renovable en Estados Unidos. Si en estas ayudas, las nuevas instalaciones se reducirían a la mitad en este país.
Parón y nueva expansión
Será un puntual parón. En Europa, países como Alemania o Francia han establecido objetivos renovables muy ambiciosos, de cara a lograr que la contribución de renovables al consumo energético se incremente de manera progresiva hasta lograr porcentajes de entre el 50% y el 60% en las próximas tres décadas.
En la misma línea andan inmersas economías emergentes como China, Brasil e India, con grandes proyectos para aumentar la potencia eólica instalada y hacerlo con fuertes apoyos fiscales para las empresas fabricantes de aerogeneradores.
Respaldo de los accionistas
El apoyo a esta gestión ha logrado el respaldo de sus accionistas. Además de Iberdrola y BBVA, que suman el 22,6% del capital, Gamesa ha conseguido lo que no muchas empresas logran, que los grandes fondos de inversión lleguen y se queden. Y, además, lo hagan sin atender a los movimientos especulativos en los que suelen adentrarse de manera reiterada.
Goldman Sachs, por ejemplo, mantiene un 1,66% desde junio de 2011, y Blackrock acumula, a través de dos vehículos, algo más de un 6%. También se han asentado en torno al 3% del capital de Gamesa otros inversores como JP Morgan o Norges Bank.
Financiación asumible
La política de ajustes a todos los niveles que el equipo dirigido por Martín lleva a cabo desde hace tres años tiene su corolario en una deuda asumible. Sin vencimiento alguno hasta dentro de casi cuatro años. Entre 2018 y 2020 tendrán que afrontar vencimientos por 1.210 millones.
El pasado año logró firmar sendos contratos sindicados, uno en junio y otro en diciembre, como ampliación del anterior, por el que dejaba el préstamo sindicado principal en 750 millones de euros, con vencimiento único en diciembre de 2019.
Un año antes deberá empezar a devolver Gamesa los 460 millones de euros prestados en sendos contratos por el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Además de estos 1.210 millones, la empresa con sede en la localidad guipuzcoana de Zamudio ha dispuesto de casi 100 millones en diversos préstamos a largo plazo y líneas bilaterales por 354 millones, renovables anualmente.
Primera fotografía de 2015
Con todo, el próximo 6 de mayo Gamesa deberá ofrecer una primera fotografía, la correspondiente al cierre del primer trimestre, para ver, si como ocurrió en febrero –respecto al cierre de 2014–, sorprende con unas cifras mejor de lo esperadas o si, por el contrario, las altas previsiones que se ha fijado empiezan a ser puestas en entredicho.
El listón está muy alto, con esas ventas previstas de entre 3.100 y 3.400 millones para el conjunto de 2015, un volumen de actividad de 2.800 a 3.100 megavatios. Y, además, hacerlo todo con una inversión inferior a 150 millones de euros.