Gamesa levantó la planta que ahora cierra en As Somozas a cambio de 760 megavatios de la Xunta
La compañía, que llegó a tener cuatro plantas en Galicia, construyó la factoría de As Somozas tras adjudicarse 760 megavatios en parques eólicos hace 25 años
Los trabajadores de Siemens Gamesa en As Somozas iniciaron este martes su calendario de protestas contra la decisión de la compañía de cerrar la planta de Ferrolterra. La dirección de la multinacional confirmó las sospechas de los sindicatos, que en el último año y medio venían alertando del riesgo de “deslocalización” a Portugal con el objetivo de reducir costes a costa de sentenciar su fábrica de As Somozas, cuyo nacimiento llevó como contrapartida la adjudicación de parques eólicos con una potencia total de 760 megavatios para Gamesa en Galicia.
En concreto, los orígenes de la planta de As Somozas se enmarcan en el plan eólico estratégico denominado P.E.E. Gamesa. La por aquel entonces denominada Consellería de Industria y Comercio que capitaneaba Antonio Couceiro rubricó en el Diario Oficial de Galicia (DOG) la resolución en la que se ofrecían 600 megavatios en potencia eólica (cifra que posteriormente fue elevada hasta los 760 megavatios) a desarrollar en 10 años a cambio de poner en marcha una inversión de 84.000 millones de pesetas (algo más de 500 millones de euros que vendrían a ser unos 800 millones actuales si se tiene en cuenta el efecto de la inflación).
Gamesa deshace su póker de fábricas en Galicia
El proyecto de Gamesa contemplaba en un primer momento la puesta en marcha de un total de 20 parques eólicos en Galicia, un plan de investigación eólica para el análisis de “de 2 o 3 áreas al año haciendo una inversión de 3.500.000 pesetas por área, alcanzando una inversión global de 10,5 millones de pesetas al año” junto a Gestenga y, por último un plan industrial que tenía a la planta de As Somozas como principal, pero no único protagonista.
Y es que el plan eólico estratégico de Gamesa llevaba aparejada la inversión de 600 millones de pesetas (unos 3,6 millones de euros) para levantar la primera fábrica de palas de As Somozas (posteriormente denominada Fiberblade I), en la que tenía previsto producir unas 450 unidades al año. Pero además de esta inversión, el proyecto contemplaba la puesta en marcha de una planta en Bergondo (ya cerrada), otra en Sigüeiro (ahora dedicada a la fabricación de las multiplicadoras y cuyo medio centenar de empleados se mantiene a salvo de esta nueva ola de recortes) y una cuarta en San Cibrao das Viñas, ahora en manos de Coasa.
Esta última, a la que dedicó una inversión de casi dos millones de euros de manera conjunta a la factoría de Sigüeiro en el marco de este plan, estuvo gestionada en un primer momento por su filial Gamesa Aeronáutica para, posteriormente, ser segregada a un consorcio encabezado por Caja Castilla-La Mancha y pasar a operar como Coasa, bajo el abrigo del grupo Aernnova.
A vueltas con los concursos eólicos
La compañía ha planteado ahora un expediente de regulación de empleo (ERE) para un total de 215 trabajadores de la planta de As Somozas, una medida con la que ya amagó en 2012 tras lamentar el parón que atravesaba el sector en comunidades como Galicia tras la anulación del concurso eólico del bipartito y el posterior resultado del concurso convocado ya con Javier Guerra como conselleiro, que dejó en apenas 168 los megavatios adjudicados a Gamesa (todos ellos solo como fabricante y no como promotor).
Precisamente los pedidos que Gamesa hacía como promotora de proyectos eólicos en Galicia habían representado un porcentaje no menor de la carga de trabajo tanto de Fiberblade I como de Fiberblade II, como en un principio se denominó a la nueva factoría de As Somozas, inaugurada en 2005 tras una inversión inicial de 37 millones de euros para dotarla de una capacidad de producción de 1.500 palas de grandes dimensiones cada año, un tipo de producto que ahora los sindicatos denuncian que ha “deslocalizado” a la recientemente adquirida planta de Aveiro (Portugal).
Venta de proyectos eólicos
De esta forma, Gamesa empequeñece en Galicia. De las cuatro factorías con las que llegó a contar, la compañía podría quedarse, en el caso de que no se paralice su intención de cierre, únicamente con la de Sigüeiro, al tiempo que ha entregado el testigo en algunos de los proyectos eólicos que había impulsado en su día en Galicia.
El caso más paradigmático de este relevo se da con los tres parques eólicos que en marzo de 2018 vendió al nuevo actor destacado en el sector energético gallego: Greenalia. La compañía capitaneada por Manuel García Pardo adquirió entonces tres filiales de Gamesa. Se trata de Sistemas Energéticos del Umia (que impulsaba el parque eólico de Alto da Croa II, de 14 megavatios de potencia), Sistemas Energéticos Alto da Croa (promotor del parque eólico de Alto da Croa, de ocho megavatios), así como Sistemas Energéticos Edreida (impulsora del parque eólico de Monte Tourado, de seis megavatios).
Tras estas ventas de proyectos todavía en fase desarrollo, Gamesa se queda con apenas dos parques eólicos en Galicia (el de Farrapa, que cuenta con 20 megavatios de potencia, y el de la Serra da Loba a su ampliación en Pena Revolta (14 megavatios). Por el camino se han quedado los parques eólicos contemplados en el plan eólico estratégico presentado a la Xunta de Galicia hace 25 años. Así, el de A Pastoriza lo explota Norvento, mientras que Iberdrola Renovables hace lo propio con los de Forgoselo, Serra do Burgo, Muras I, Muras II, Viveiro y Serra da Meira. Por su parte, Acciona lleva las riendas del parque eólico de Carba y Enel controla el de Mañón-Ortigueira. Por último, Olivento gestiona los parques eólicos de Serra do Cando y Serra da Loba.