Franquiciados arruinados de Prink montan su marca y tienen beneficios

Una decena de franquiciados que arrastraban pérdidas en su negocio anterior rompen los contratos y montan un negocio propio que da beneficios

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Una decena de franquiciados de la cadena Prink, dedicada a la venta de cartuchos compatibles, que arrastraban pérdidas desde hace meses decidieron romper los contratos con su franquicia y montar un negocio por cuenta propia. De las pérdidas acumuladas y las deudas han pasado a los beneficios desde el primer día, según comentan los encargados de las tiendas Tuink.

Los franquiciados de Prink se quejan de que la empresa, una multinacional italiana con sede en Barcelona, infla los precios en exceso y se comportan como un mero intermediario que cobra los cartuchos de tinta a precio de oro.

“Había retraso en los pedidos. No teníamos la tienda surtida y cobraban precios excesivos y abusivos. Antes, un tóner para impresora laser nos costaba 40 euros. Ahora, el mismo producto, al mismo proveedor, nos cuesta entre 9 y 10 euros”, explica Elena, una exfranquiciada de Prink que en julio decidió abandonar la franquicia y unirse a la marca de los exfranquiciados: ahora el negocio se llama Tuink.

La diferencia ha sido abismal. Teresa ha pasado de las pérdidas y deudas acumuladas durante tres años a los beneficios desde el primer mes. Rescindió el contrato por incumplimiento y preparó toda la mercancía para devolverla a Prink. Pero la empresa nunca ordenó la recogida del pedido.

Los franquiciados en varias provincias españolas están abandonando la empresa para unirse a la nueva asociación, que compra a los mismos proveedores y hasta hace cajas propias con la nueva marca: Tuink. “Estuve diez años con la franquicia y no recuerdo ni un solo año en el que no haya tenido que acudir a ellos para negociar deuda”, explica Felipe un exfranquiciado de Bilbao con varias tiendas que decidió romper con Prink para montar la nueva marca.

Los franquiciados en problemas con Prink no cuentan nada distinto a los franquiciados de otras marcas con problemas como los supermercados DIA, los restaurantes La Sureña o la cadena Lizarrán. Todos apuntan a que la empresa matriz los estrangula sin importar si los franquiciados tienen beneficios o incurren en pérdidas.

De la tinta a la reparación de móviles

La cadena no parece atravesar su mejor momento. De hecho, la empresa ha reducido el espacio de sus tiendas a la mitad para ahora introducir un negocio más rentable: la reparación de móviles. Ahora, todas las tiendas Prink también gestionan la marca Iriparo, donde se arreglan pantallas rotas de móviles.

Prink ya había reconocido por escrito a sus franquiciados que la marca no es competitiva. La estructura de costes de la franquicia parece insostenible con su modelo de negocios actual.

La empresa ha mantenido una facturación constante de unos 12 millones de euros anuales hasta 2016. Desde entonces no hace públicos sus números pero su nuevo modelo de tiendas evidencia que algo no va bien en el negocio de los cartuchos compatibles y la tinta barata.

Mientras el negocio parece hundido, los franquiciados que han roto relaciones con Prink y que ahora emprenden su negocio propio en la nueva asociación aseguran que el cambio ha sido drástico. “Ahora tengo una trabajadora y por fin me he puesto sueldo. Si el negocio sigue así, me plantearé abrir otra tienda”, explica Elena.

La nueva asociación ha recibido numerosas peticiones de otras tiendas con malos resultados que se plantean también abandonar Prink. Este diario ha intentado con los responsables de Prink para que ofrezcan su visión sobre la marcha del negocio. No hubo respuesta.

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