Fotos: el lobby el jamón ibérico desmonta a El Pozo y Enrique Tomás
La interprofesional del cerdo ibérico describe algunos posibles fraudes del jamón emprendidos por empresas como El Pozo y Enrique Tomás
La Asociación Interprofesional del Cerdo Ibérico (Asici) atendió las preguntas de Economía Digital a principios de febrero en Madrid, concediendo tanto una entrevista con su director gerente, Andrés Paredes, como una sesión de análisis de distintos casos de fraude de jamón ibérico con su director técnico, Manuel González. Este medio aprovechó el encuentro para despejar dudas sobre fotos y vídeos de presuntas irregularidades que han hecho llegar a la redacción fuentes del sector y consumidores, y sobre los que el representante del sector del ibérico aún no se había explayado.
La interprofesional defiende que las incidencias por fraude en el sector del jamón ibérico han evolucionado «positivamente» desde que fue aprobada la norma de calidad relativa a estos productos cárnicos curados. Así lo aseguró el señor Paredes en su conversación con este periódico, alineado con la postura oficial de Asici de que las anomalías son anecdóticas. También insiste el defensor del ibérico en que parte de su función es informar a las organizaciones del sector de los casos de fraude, toda vez que no tiene competencias ejecutivas para hacer más.
Como en cualquier otro sector agroalimentario, en el ibérico hay fraude, defiende Asici. Pero es minoritario y, a su entender, no debería siquiera suscitar interés entre los consumidores y los medios de comunicación. La interprofesional se jacta de tener la trazabilidad de todos los jamones ibéricos en pieza que se venden en el mercado, pero también admite que otros formatos, como el loncheado, son más difíciles de controlar. En este análisis de posibles fraudes en el sector, el director técnico de la asociación confirma irregularidades en varios jamones loncheados.
Legado Ibérico de El Pozo
El Pozo es uno de los grandes grupos alimentarios españoles que opta por confundir a sus clientes de jamón ibérico o, directamente, por cometer fraude. Economía Digital ha desvelado algunas de sus prácticas más cuestionables en este sentido, las cuales han sido en su mayoría verificadas por la propia Asici y corregidas por la empresa tras las publicaciones. Manuel González ha confirmado nuevas anomalías del fabricante, como por ejemplo este jamón de cebo ibérico loncheado de su marca Legado Ibérico.
Jamón de cebo ibérico de Legado Ibérico (marca de El Pozo)
«Este es un conflictazo que tenemos con las autoridades y dentro de nosotros mismos hace mogollón de tiempo», ha explicado el director técnico de Asici, refiriéndose a que –según la norma de calidad– el color predominante en el etiquetado de un jamón de cebo ibérico debería ser el blanco, pues es el que distingue los cárnicos provenientes de cerdos de 50% raza ibérica alimentados con pienso. Sin embargo, además del blanco, el color verde tiene mucho protagonismo en el empaquetado, y este color identifica los ibéricos de cebo de campo, que son de mejor calidad.
«Lo que rememora a mí como consumidor es algo verde, blanco. Además, no está acompañado a la denominación de venta, no respeta el tamaño y tipo de letra», ha explicado González. «En el fondo esto al consumidor le confunde. ¿Le intenta engañar? No lo sé. ¿Confundir es engañar? Para mí sí, porque el consumidor no nace sabiendo qué dice la norma; eres tú quien tiene que cumplirla. No es una incidencia tan sumamente grave como la falsificación de precintos o la venta de piezas fuera de norma, pero es un problema», ha añadido.
Otro jamón de Legado Ibérico de El Pozo
Otro problema que presenta el primer jamón de El Pozo –al igual que el de la segunda foto– es que el porcentaje racial que por ley debe llevar el etiquetado aparece en una letra de menor tamaño y de un color prácticamente imperceptible. La norma de calidad no permite esto. «Legado Ibérico de El Pozo tiene una carta nuestra» en la que denuncian algunas de estas irregularidades, ha afirmado el técnico de Asici, que ha apostillado que están esperando que el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas «concreten y nos definan» si los fabricantes pueden hacer este tipo de cosas.
«No hay respuesta aún», ha alegado.
Cuando se le ha mostrado la segunda imagen de un jamón de Legado Ibérico de El Pozo, González ha indicado: «Igual, igual. De Legado Ibérico vas a encontrar». Este segundo jamón de cebo ibérico también indica el porcentaje racial de la materia prima en una letra de pequeño tamaño y en color dorado sobre un fondo transparente, lo que nuevamente obliga a los consumidores a hacer el doble de esfuerzo para detectar una información que debería ser lo clara en el etiquetado que exige la normativa.
Los famosos ‘pata negra’
Lo de El Pozo Alimentación es un desdén por la norma de calidad desmesurado. El grupo alimentario no solo infringe la normativa en sus productos ibéricos, sino también cuando intenta promocionar sus otros cárnicos, como es el caso del jamón serrano Bodega. La compañía, en diferentes publicidades, se refiere a este producto como «el pata negra del jamón blanco». Incluso hace un año, en uno de sus anuncios para la televisión (del que este medio tiene copia), la marca insistió en utilizar el vocablo «pata negra» para un jamón obtenido de materia prima inconexa con el ibérico.
La norma de calidad reserva la denominación de venta «pata negra» exclusivamente a la designación de jamón de bellota 100% ibérico, el de mayor calidad en la gama de los ibéricos. Jesús Pérez, el director de comunicación de Asici, explicó que El Pozo, en estos anuncios, «utiliza un término que comercialmente es reconocido por el consumidor para vender un producto que no lo es». González añadió que la Comunidad de Murcia es la competente en estos casos, siendo El Pozo de allí.
El fabricante se defendió así al ser consultado al respecto de este asunto: «Nuestro jamón blanco tiene la pezuña envuelta en un film negro, patentado, por lo que se trata de un distintivo de su packaging totalmente objetivo, sin ningún afán que no sea puramente descriptivo».
Otro uso fraudulento de la denominación «pata negra»
La imagen anterior es otro caso del uso fraudulento de la denominación «pata negra». González lo detalla: «Esto no se puede. Hay un acuerdo de la mesa del sector del ibérico que dice que, incluso teniendo registrada esa marca, hay una norma de rango superior [el Real Decreto que aprueba la norma de calidad] por la cual no podría utilizar esta denominación de venta. En este caso, ni nombre de marca. No puedes decir ‘pata negra’ ni utilizar el color negro si el jamón no es un 100% ibérico».
Bridas fuera de lugar
Un jamón de Cárnicas Villar con una brida oficial de Asici en la pezuña y no en la caña, donde debe ir
Los acuerdos de la mesa del ibérico prohíben que las bridas de colores de Asici se coloquen en otro lugar que no sea la caña de la pieza de jamón. Sin embargo, estos jamones de Cárnicas Villar, además de tener precios muy por debajo de la media del sector, llevan sus bridas en la pezuña y no en la caña. «Eso está mal y no se puede hacer». El director ténico de Asici ha explicado que esto no debería repetirse, pues había dos mataderos que colocaban los precintos en la pezuña y a los que se corrigió para evitar el problema.
Desde luego, es más fácil manipular una brida en la pezuña que en la caña del jamón. Estas bridas de colores deben colocarse lo más ajustadas posible a la caña para que ningún fabricante consiga retirarla sin romperla, de forma que pueda ser colocada en otro jamón que no es ibérico pero que, con un precinto de ibérico, puede venderse como tal; es decir, a mayor precio. Lo que nos lleva a la siguiente imagen…
Un bote con bridas intactas de Asici
Esta imagen fue compartida por una fuente anónima que asegura haberla tomaro en la nave de un fabricante sin identificar. Muestra un bote lleno de precintos intactos presuntamente retirados de jamones ibéricos comercializados en formato loncheado. En principio, los transformadores de jamón ibérico deben romper el precinto de color para entregarlo a Asici, que procede a su destrucción, con el objetivo de que no haya más de una pieza de jamón en el mercado con el mismo precinto, que contiene un código único que facilita la trazabilidad del producto.
«Si no están rotos es algo irregular», ha confirmado González. «Pueden ser precintos obtenidos de loncheados. Esto es irregular; es alguien que lo ha sacado. El punto 4 del protocolo de certificación dice que los precintos deben estar ajustados a la caña para que de ninguna manera se puedan quitar. La certfificadora debe exigir que se aprieten. Esto no puede ser así porque ahora cojo yo una pata de cabra, se lo pongo y es un ibérico», ha añadido.
El «puro de bellota» de Enrique Tomás
Un jamón ibérico «puro de bellota» de Enrique Tomás
La cadena de tiendas de jamón Enrique Tomás ha recibido algunas cartas por parte de Asici debido a irregularidades en algunos de sus productos. «Parece que entre más cartas recibes más jamones vendes», ha ironizado González. La imagen muestra un jamón «puro de bellota» sin precintos de norma. Además de ello, la denominación de venta incluye la palabra «puro», que la más reciente norma de calidad suprimió por completo. El decreto incluso prohíbe el empleo del término «ibérico puro».
«Esto es un subterfugio alegal», ha indicado el director técnico. «En teoría sí podría utilizar esa frase, siempre y cuando no utilice ‘puro’ relacionado a la raza del animal. Cuando tú dices ‘puro de bellota’, ¿qué significa? ¿Que es bellota puro o ibérico puro? Si dices ‘ibérico puro’ relacionado a la raza, eso está prohibido en el Real Decreto. Ahora, ‘puro’ como descriptivo, puede ser que la bellota es la pura, no el ibérico».