Finsa afronta el Covid tras disparar inversiones y reducir beneficios
La caída de precios y el aumento de costes lastra los resultados del grupo maderero en 2019, que invirtió 123 millones en cinco plantas y en el área química
Finsa, el primer grupo maderero de Galicia, ha cerrado el ejercicio 2019 con beneficios millonarios, pero inferiores a los cosechados en el ejercicio precedente. El volumen de inversiores, así como el incremento de los costes de producción y el descenso de los precios en «productos relevantes» son cuestiones que, para la compañía, han impactado en la cuenta de resultados.
Según ha podido saber este medio, la compañía cerró el año pasado con un resultado de explotación (atribuible a la actividad propia de la empresa) de 58,3 millones de euros, frente a los 78,7 millones declarados un año antes, es decir, un 25% menos. El Ebitda (resultado antes de tasas, impuestos, amortizaciones y depreciaciones) fue de 98,1 millones de euros, frente a los 111,7 millones de 2018 (un 12% menos).
Inversiones disparadas más de un 40%
Fuentes de la compañía comentan que, en este resultado, también influye la fuerte apuesta inversora de la compañía, que se incrementó de forma notable durante el último ejercicio. En concreto, Finsa disparó sus inversiones en un 43%, de 86 a 123 millones de euros, «para continuar adaptando las plantas industriales a las nuevas necesidades tecnológicas y en materia medioambiental y de cara a conseguie un mejor balance energético«. Las plantas de Santiago de Compostela, Ourense, Lugo, Teruel y Portugal fueron las principales receptoras de este esfuerzo inversor, además de área de química del grupo.
El resto de magnitudes se han mantenido constantes. De nuevo, Finsa se ha quedado a las puertas de entrar en el selecto grupo de empresas de la comunidad que facturan más de 1.000 millones de euros anuales, al finalizar el año con una cifra de negocio de 917 millones de euros (916 en 2018). Desde la compañía con sede en Santiago explican que las ventas derivadas del negocio de la madera y la energía eléctrica fueron las que se más incrementaron, mientras que las de la división de química experimentaron un retroceso.
Reactivación de la demanda
La plantilla de Finsa se situó a cierre de ejercicio en los 3.300 empleados. La contratación indefinida se mantuvo en torno al 92%. La compañía cuenta con 10 plantas, siete plataformas logísticas y 16 delegaciones comerciales propias en 10 países, con España, Portugal y Francia como principales mercados.
Con estos mimbres llegó la maderera gallega al año del Covid-19. Finsa, de hecho, se vio obligada a acogerse a un ERTE durante el estado de alarma. En estos momentos, el grupo explica que se encuentra muy pendiente tanto de la evolución de la crisis sanitaria como de su impacto en el mercado. «Mantenemos los esfuerzos en la implantación y aplicación de los protocolos de seguridad en los centros de trabajo para evitar el contagio de Covid-19», convienen fuentes de la empresa que explican que ya se está produciendo una «reactivación de la demanda«. Eso sí, una reactivación que es diferente en función de los segmentos de actividad y de los mercados de los distintos países en los que opera.