Ferroatlántica vuelve a producir al ralentí en España año y medio después del rescate de la SEPI
La compañía arranca temporalmente un horno en Sabón y otro en Astillero (Cantabria) para atender pedidos puntuales a la espera de la llegada de los PPAs que permitan la reactivación completa de las plantas
Ferroatlántica retoma la actividad pero de una forma bastante discreta. La planta de Sabón ha arrancado este martes uno de sus tres hornos; se trata de una vuelta a la actividad puntual, según han apuntado desde el comité de empresa a Economía Digital Galicia, por un periodo aproximado de dos meses para cumplir con un pedido.
En la misma jornada la factoría de Astillero (Cantabria) también ha encendido un horno de los cuatro con los que cuenta la fábrica cántabra después de estar tres meses sin actividad por el coste del precio de la energía.
El pasado mes de marzo la factoría de Ferroatlántica en Astillero ya anunció que pararía su único horno encendido a partir del 10 de abril por el coste de la energía, una situación que se retrasó hasta el 3 de mayo.
Desde marzo de 2021, tras la invasión rusa a Ucrania, la factoría cántabra se vio obligada a parar todos sus hornos por el elevado coste de la energía a la espera de que se redujera el precio de la luz, una situación que se repitió en agosto de 2022 y que se aplicó también a la planta de Sabón.
Precio de la energía
Desde la compañía ponen el foco en los problemas que continúa generando el precio de la energía en España. “La excepción ibérica para las familias no sirve de nada para la industria”, apuntan desde el comité de empresa al tiempo que recuerdan que siguen a la espera de firmar los acuerdos o contratos de compraventa de energía ( PPAs por su siglas en inglés) que permita reactivar las plantas en 2024 ya que el 2023 “lo dan por perdido”.
La llegada de estos PPAs es fundamental para asegurar la actividad en Sabón. La factoría gallega cumple casi un año con sus tres hornos apagados y en medio de un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que afectará a un máximo del 75% de la jornada de su plantilla.
Se trata de una medida que la compañía lleva intentado cerrar desde hace un año y medio (coincidiendo con la escalada de la crisis energética), pero que todavía no ha fructificado en ningún acuerdo definitivo aunque se espera que su llegada sea “inminente”.