Ferroatlántica no levanta cabeza: pierde el 40% de su valor desde que anunció el ERTE en Sabón

Las acciones de su matriz, Ferroglobe, se han desplomado en el último mes, coincidiendo con el anuncio del ERTE hasta finales de 2023 para 400 empleados de sus tres plantas españolas

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el vicepresidente primero, Francisco Conde, en la fábrica de Ferroatlántica en Sabón junto a Javier López Madrid, yerno de Villar Mir y primer ejecutivo de Ferroglobe

El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el vicepresidente primero, Francisco Conde, en la fábrica de Ferroatlántica en Sabón junto a Javier López Madrid, yerno de Villar Mir y primer ejecutivo de Ferroglobe

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Ferroglobe descarrila en bolsa. Las acciones de la dueña de Ferroatlántica han retrocedido en bolsa hasta alcanzar sus niveles más bajos desde el mes de abril de 2021 en medio del plan de ajuste para sus factorías en España.

En concreto, los títulos de la multinacional con planta en Sabón cotizan ahora en el entorno de los 3,75 dólares tras acumular un desplome del 39,6% en lo que va de un 2022 que se encuentra a punto de finalizar. Tras llegar a asomarse por encima de los 9 dólares por acción a comienzos de marzo (semanas después de la invasión de Ucrania), la compañía se hadado la vuelta en bolsa y ha protagonizado unas caídas que se han acelerado en el último mes.

Y es que Ferroglobe se ha dejado el 38,5% de su valor desde el pasado 14 de noviembre. Fue entonces cuando la dirección de empresa y los sindicatos acordaron un ERTE hasta diciembre de 2023 en sus centros de trabajo de Sabón (Arteixo), Boo (Cantabria) y Monzón (Aragón).

La duración de este ajuste se redujo en 12 meses y está previsto que este ERTE afecte a un máximo del 75% de la jornada anual de los trabajadores de las plantas afectadas por esta medida que la firma justificó por razones de carácter «productivo y organizativo».

El golpe de la crisis energética

Ferroglobe alegó un impacto doble de la crisis energética en su negocio para articular este ajuste que afectará a sus cerca de 400 empleados en España. Además del propio golpe que supone para sus márgenes la escalada en los precios de la energía (Ferroatlántica es uno de los principales exponentes de la industria electrointensiva en Galicia) se suma otra derivada: la caída de la demanda.

Los temores a una ralentización de la economía y la escalada en los precios finales de los productos para trasladar el incremento de los precios de las materias primas y la energía. Esta dinámica ha provocado una caída en la demanda del silicio metal que sale de una factoría de Sabón que ahora se enfrenta al fantasma de la deslocalización.

La multinacional que preside Javier López Madrid reactivó este otoño su factoría de Polokwane, ubicada en Sudáfrica y que, al igual que la de Sabón, se dedica a la producción de silicio metal. Los sindicatos han advertido de la necesidad de mantener las inversiones en Sabón, así como de blindar contratos de suministro de energía a largo plazo (ppa) para que la planta de Sabón mantenga su cuota de protagonismo en el mix de ingresos de la compañía una vez reactive alguno de los tres hornos que en la actualidad permanecen todavía apagados.

La crisis energética ya ha dejado su huella en los resultados del tercer trimestre de Ferroglobe. Su cifra de negocio retrocedió desde los 840,8 millones de dólares alcanzados en el segundo trimestre del año hasta los 593,2 millones cosechados entre julio y septiembre.

Se trata de un recorte del 29% que se eleva hasta el 45% en el caso de unos beneficios que han caído desde los 213,2 hasta los 118,3 millones de euros. «Durante el tercer trimestre hemos asistido a un entorno desafiante como consecuencia de la caída de la demanda y la continua volatilidad de los precios de la energía en Europa», revelaba el consejero delegado de la compañía, Marco Levi, durante la presentación de resultados.

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