Fernández Somoza, otra gran fortuna gallega inmune a la crisis, duplica ganancias en un año
Carteson, sociedad de cabecera del holding del expresidente de Transportes Akzar, elevó sus beneficios de 2,1 a 5,6 millones el pasado ejercicio
Luis Fernández Somoza, empresario lucense de 86 años, es una de las grandes fortunas de Galicia. Expropietario de Transportes Azkar es un abonado a la lista Forbes, que le estima un patrimonio que ronda los 400 millones de euros. Con un imperio diversificado y gestionado en la actualidad por sus hijas (Belén Fernández Paradera es administradora única de una de sus principales sociedades inversoras, Subel), los negocios del de San Pedro de Calde navegaron la pandemia y, ahora, la crisis inflacionaria, alejados de los números rojos, según evidencian las cuentas depositadas ante el Registro Mercantil.
Con un patrimonio neto de 351 millones de euros y unos activos que se elevan sobre los 461 millones de euros, su sociedad de cabecera, Carteson, finalizó el año 2021 con un resultado positivo de 5,6 millones de euros, un 133% por encima de las ganancias netas registradas el año de la pandemia, de 2,1 millones de euros.
Brazo centrado en inversión en valores mobiliarios así como en bonos y deuda pública y de la que penden sus principales negocios, es la sociedad dominante de un grupo que no consolida resultados. En cualquier caso, el discreto imperio de la familia Fernández Somoza se revela a pruebas de crisis, ya que, hace tiempo, con la excepción del año del Covid, que mantiene una velocidad de crucero en torno a sus resultados. No obstante, sus cifras están muy lejos de los beneficios que alcanzó durante los años 2012 y 2013, tras la venta del grupo logístico a la alemana Dachser. Entonces, se anotó resultados positivos de 68 y 106 millones de euros respectivamente.
Menos deuda, más ingresos
Con un resultado de explotación, el propio de la actividad de la compañía, de 8 millones de euros, el importe de la cifra de negocios de Carteson se elevó de los 14,2 a los 15,3 millones de euros, un 7,8% más, en un ejercicio en el que la sociedad también redujo su deuda con entidades financieras. En diciembre de 2021, los créditos a largo plazo devolver a la banca pasaron de 44 a 36 millones, mientras que a corto se rebajaron de 8 a 5,6 millones.
La cifra de negocios de esta sociedad deriva principalmente del negocio inmobiliario, que la sociedad desarrolla en España, mercado que concentra el 85% de los ingresos, Reino Unido y Portugal.
Los administradores de la compañía explican en la citada memoria, consultada por Economía Digital Galicia, que Carteson finalizó el año con un fondo de maniobra negativo de 5,7 millones de euros (-8,8 millones en 2020). Indican, no obstante, que “al generar recurrente ebitda positivo, el órgano de administración considera que esto no supone una incertidumbre sobre la continuidad del negocio, ya que las rentas futuras a percibir, derivadas de los contratos asociados a los activos inmobiliarios, cubren las obligaciones de la sociedad”.
El ladrillo, un salvavidas ante la inflación
Con respecto a las perspectivas para el convulso 2022, a fecha de la formulación de las cuentas anuales, los administradores de Carteson indicaban que “la evolución de los negocios ha descendido levemente y se han detectado nuevos deterioros de créditos comerciales que han impactado negativamente en los resultados”.
No obstante, evidencia que en época de crisis, sus arrendamientos inmobiliarios son una seguro (igual que le pasa a otros grandes millonarios gallegos, como Amancio Ortega). “A pesar de ello y de la situación de incertidumbre y volatilidad de la economía provocada por las altas tasas de inflación, el órgano de administración considera que el año 2022 seguirá siendo positivo en cuanto al mantenimiento de las condiciones de los contratos de alquiler a largo plazo y a que se considera que el descuento de la inflación no afectará significativamente de manera negativa al comportamiento de los precios de los activos inmobiliarios y el mercado de alquiler”, expone.