Estrella Galicia, Leche Río y las constructoras, al borde de la parálisis por la huelga de transporte
Coren encadena días con los mataderos cerrados y Calvo podría parar el lunes; constructoras y concesionarias pedirán una revisión de los contratos por los sobrecostes
La economía europea encadena desdichas. Todavía en proceso de recuperación del golpe del Covid se ha encontrado con una crisis energética y una guerra en Ucrania que la aceleró, agravando además los problemas de suministro. Por si fuera poco, España suma sus particularidades, con una huelga de transportistas que está generando un impacto muy por encima de lo previsto por la actividad de los piquetes. Esta crítica coctelera está parando o dejando al borde de la parálisis a grandes empresas y sectores estratégicos de la economía gallega. Hasta tal punto que la Confederación de Empresarios de Galicia ya habla del riesgo de un «colapso» si el Gobierno no toma medidas urgentes.
Hijos de Rivera, la compañía que fabrica y distribuye Estrella Galicia, lleva sin suministro desde el lunes. La falta de materias primas y de otros materiales indispensables podría paralizar la factoría de A Coruña a partir de este viernes, aunque el desabastecimiento no se ciñe únicamente a la cerveza, sino también al envasado de sus manantiales de Cabreiroá, Agua de Cuevas y Fontarel. El stock de Estrella Galicia está también cerca de romperse en algunos centros logísticos, las exportaciones están paradas y la mayoría del reparto se ha visto afectado.
Silos llenos en Leche Río
También a partir de este viernes podría paralizar la recogida a las granjas Leche Río, el mayor grupo lácteo gallego. «Milagros no podemos hacer. Tenemos los silos prácticamente llenos. Al final del día tendremos que tomar una decisión», dijo Carmen Lence, su consejera delegada. El sector está afectado de manera múltiple. Por un lado, la escasez de pienso acecha a los ganaderos, cuyas explotaciones sufren también el incremento de costes de la energía. La industria, por otro lado, no puede comercializar el producto.
La Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) emitió un comunicado para decir que la huelga en el transporte ha anulado la capacidad de envasado y de almacenamiento y gestión de un alimento que es altamente perecedero y esencial para el consumo diario. Preveía una suspensión de la actividad industrial ya desde este viernes. Forman parte de la entidad Capsa, Lactalis, Feiraco o Entrepinares, además de Leche Río. Estos grupos recogen más de la mitad de la leche que se produce en Galicia.
Los posibles paros de Río e Hijos de Rivera se suman a los consumados por Megasa o Ferroatlántica debido a la crisis energética, a los que podría añadirse la conservera Calvo a partir del próximo lunes, en este caso por falta de suministro. Coren, uno de los mayores grupos de base cooperativa de España, también encadena jornadas sin actividad en sus mataderos por el paro de los transportistas.
Las constructoras: «No podemos hacer frente a los contratos»
«La construcción parará este viernes». Así comenzó su intervención Diego Vázquez, presidente de la Federación Gallega de la Construcción. No era una amenaza, sino la consecuencia de la falta de suministro que obligará a detener las obras. El sector, como tantos, está encajando un fuerte incremento de costes, del 22% en materiales, además de la subida de la energía y del combustible. Los problemas de suministros ya venían de ahí, pues hubo un parón de actividad en cementeras, hormigones o siderúrgica. Ahora se suma la huelga de transporte.
«No podemos hacer frente a los contratos, no podemos ejecutarlos. Pedimos que se declare como causa de fuerza mayor y se renegocien», afirmó este jueves Vázquez. El incremento de los costes desborda los presupuestos de las obras, por lo que las empresas piden a la administración pública que renegocie los contratos para evitar un trabajo a pérdidas.
Esto mismo puede suceder con los servicios de transporte o las ambulancias, ya que el encarecimiento de los combustibles puede sacar de rentabilidad los servicios. La petición de la Federación es que los promotores públicos y privados asuman este sobrecoste elevando los presupuestos iniciales.
La flota amarrada y el pescado perdido
El pescado se acumula en las lonjas. Se vende una parte pequeña a precios muy bajos. El producto se carga bien en los puertos, pero la distribución se interrumpe por el camino. Los puntos calientes están en Ponferrada, la frontera con Portugal y la entrada a Mercamadrid. Javier Touza, presidente de la cooperativa de armadores de Vigo (Arvi) pidió que las fuerzas de seguridad paren los sabotajes al transporte y la creación de corredores alimentarios, ya que está comenzando a tirarse producto.
La flota también está parcialmente paralizada. Están amarrados la mayoría de los barcos del cerco y los de Gran Sol. “Se ha triplicado el precio del gasoil marítimo, de 0,3 euros a un euro. Es un incremento inasumible”, dice Touza.
De la internacionalización a la «soberanía alimentaria»
Parte de esta radiografía la analizó la Confederación de Empresarios de Galicia este jueves, en una rueda de prensa en la que exigieron a Pedro Sánchez que tome medidas urgentes para abaratar los costes y evitar un «colapso», término que utilizó el presidente de la patronal gallega, Juan Manuel Vieites.
Los empresarios pidieron una bajada general de los impuestos a la energía, la búsqueda de mercados alternativos de suministro, la agilización de los fondos Next Generation y la adaptación de los contratos públicos a la realidad de los costes actuales. Términos exóticos, casi inexplorados por el empresariado en los últimos años, salieron a colación. Vieites habló de «robustecer el músculo productivo» para generar materias primas y una cadena de suministro propia, que mitigue la dependencia exterior. Touza aludió a la soberanía alimentaria, que a su entender se está perdiendo con el pescado almacenado en las lonjas y a punto de estropearse.
Vieites se enfadó cuando le preguntaron si no era contradictorio pedir ayudas y bajadas de impuestos. Defendió con vehemencia a los empresarios que ya han sacrificado «los márgenes» para mantener «el empleo» y la «generación de riqueza». «No comparto en absoluto esa visión», manifestó. Salió al quite Enrique Mallón, secretario general de Asime, explicando que la supresión de impuestos respondía a una situación de urgencia, a la necesidad de evitar la paralización de la actividad, aunque una vez normalizada puedan revisarse de nuevo.
Cuestionado por la responsabilidad de las empresas al internacionalizarse en busca de materias primas y mano de obra más económica, Vieites llegó a decir que la normativa de la Unión Europea empujaba a las empresas a salir al exterior. «Son las administraciones las que marcan el terreno de juego», afirmó.