Endesa y el Gobierno dan por muerta la central de As Pontes

La empresa explora biocombustibles alternativos al carbón y el Gobierno estudia ayudas fiscales, pero ambos dudan de que sirva para retomar la actividad

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A falta de quemar las últimas balas, las posibilidades de recuperar la actividad en la central térmica de As Pontes son escasas. Endesa continuará explorando al menos durante un mes más la posibilidad de incorporar biocombustibles para la generación, toda vez que considera inviable volver a producir exclusivamente con carbón.

El Ministerio para la Transición Ecológica se comprometió en la reunión de este miércoles, en la que también participaron la Xunta y los trabajadores, a realizar diversos estudios para valorar en un futuro las posibilidades que tienen las instalaciones. Solo uno de ellos tiene que ver con que la planta siga funcionando: una posible reforma fiscal que elimine el llamado céntimo verde e incorpore otras ayudas –un aumento de los pagos por capacidad, por ejemplo– para intentar hacer rentables las instalaciones.

Sin embargo, ninguno de los dos actores confía demasiado en esta propuesta, que defendió la Xunta. Esto es debido a que la medida más sencilla de tomar, la eliminación del impuesto, es insuficiente para que la central sea viable, según manifestó Endesa en la reunión. Mientras que una reforma fiscal más profunda requeriría de tiempo para llevarla a cabo, en caso de que fuera posible ejecutarla con un Gobierno en funciones y en la antesala de unas elecciones. El Ejecutivo se comprometió a estudiarla y la empresa a valorarla si llega a su mesa, pero sin demasiadas esperanzas de que esa solución cuaje.

Ambos se dieron en torno a un mes de plazo por la propuesta de Endesa de no solicitar todavía el cierre definitivo y continuar explorando fórmulas de producción con combustibles más baratos –lodos o biomasa– que hasta ahora no han dado resultado. Al menos, no el suficiente como para reactivar la central.

Los estudios del Gobierno

Al encuentro de este miércoles acudió el Ministerio de Transición Ecológica con voluntad de escuchar pero sin propuestas, algo que le reprochó el conselleiro de Economía, Francisco Conde. De la reunión salió con tres compromisos. El primero es estudiar el impacto que tendría la eventual reforma fiscal en las cuentas de Endesa para ver si sería eficaz aplicarla. El segundo es analizar la posibilidad de aplicar el llamado Plan de Acción Urgente, una de las líneas de la Estrategia de Transición Justa para las zonas afectadas por cierres provocados por la descarbonización y que consiste, por un lado, en garantizar compensaciones a los trabajadores mediante indemnizaciones, prejubilaciones o bajas incentivadas, y, por otro, asegurar a corto plazo el empleo en las comarcas afectadas por los ceses de actividad.

Por último, el Ministerio se comprometió a estudiar la incorporación de Galicia al llamado Proyecto País, una petición para acceder a fondos europeos a través de las regiones europeas afectadas por la descarbonización. Esta solicitud ya se hizo en otras zonas de España afectadas, pero Galicia no estaba incluida.

La angustia de la Xunta

Estas dos últimas medidas, por tanto, irían encaminadas a un futuro posterior a la actividad de la central, al menos, tal y como vino funcionando en las últimas décadas. Pero el problema, a juicio de la Xunta, es qué hacer en el periodo intermedio, en el tiempo que transcurra antes de que se ponga en marcha un proyecto alternativo. De ahí su insistencia en señalar que lo de As Pontes no es una “transición justa” sino una “ruptura”.

El Gobierno gallego insistió en la necesidad de que el Gobierno ofrezca ventajas fiscales a las térmicas para que Endesa pueda reactivar la central el tiempo suficiente como para hilvanar la reindustrialización de la comarca. Las ayudas propuestas por la Consellería de Economía pasarían fundamentalmente por el céntimo verde y el aumento de los pagos por capacidad.

Un plan con biomasa tampoco convence

La alternativa de plantear un gran desarrollo de biomasa en As Pontes, propuesta del comité de empresa con el respaldo de la Alcaldía, tampoco convence a la Xunta y a la empresa. La capacidad de la central térmica es de casi 1.500 megavatios, mientras que las mayores plantas de biomasa que se están construyendo, como la de Greenalia en Teixeiro (A Coruña), es de solo 50 megavatios.

Aún haciendo una gran apuesta por la biomasa, sostienen las fuentes consultadas, quedaría el problema del abastecimiento de madera, que probablemente habría que importar, y la práctica imposibilidad de que genere suficiente empleo como para suplir la actividad de la central térmica. 

El balance de la reunión, por tanto, se cierra con el compromiso de estudiar del Gobierno y la única esperanza para retomar la actividad de que la investigación que lleva a cabo Endesa logre un rotundo éxito en el corto plazo, aunque hasta ahora no haya sido fructífera. 

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