El volantazo en Gamesa da la razón a Iberdrola
En lo que va 2014 suma pedidos para instalar 1.700 MW y apunta a doblar beneficios
Hace algo más de dos años Iberdrola, máximo accionista del fabricante vasco de aerogeneradores Gamesa con casi el 20% del capital, decidió cortar por lo sano. No asumió de buen grado la entrada en pérdidas de su participada y promovió el cese fulminante de Jorge Calvet para aupar al sillón de la tecnológica al donostiarra Ignacio Martín. La evolución de la compañía le ha dado la razón.
Aquellas cuantiosas pérdidas de 659 millones de euros registradas por Gamesa en 2012 dejaron paso a un 2013 con unos beneficios de 45 millones. Y las cuentas presentadas al cierre del primer semestre de 2014 dejar entrever que las ganancias prácticamente se duplicarán al finalizar el presente ejercicio para situarse en el entorno de los 100 millones de euros.
Martín y el sentido común
Lo único que ha hecho Martín –ingeniero industrial eléctrico ligado durante buena parte de su carrera profesional al grupo GKN Automotive International– es aplicar el sentido común a la gestión, y tratar de cumplir a rajatabla con lo dispuesto en el exigente plan de negocio 2013-2015.
Nada de asumir nueva deuda cuya amortización sea mínimamente cuestionable, y aplicarse en minorar la existente. Así, Gamesa ha logrado reducir en un 41,5% aquella deuda financiera sindicada de 938 millones con la que se encontró Martín hace dos años, hasta dejarla en los actuales 549 millones, casi 400 millones menos.
Inadecuado perfil de Calvet
La eléctrica entendió que Calvet había servido para el ciclo expansivo, pero que el perfil financiero del madrileño no servía para gestionar una nueva etapa basada en la búsqueda de una mayor competitividad y rentabilidad sobre la base de un riguroso programa de eficiencia.
Se trataba no tanto de vender más, que también, como de hacerlo con mayores márgenes. Y, sobre todo, con una deuda financiera asumible para los nuevos tiempos, con los ajustes regulatorios aplicados dentro y fuera de España.
Deuda asumible
Y asumibles son ya esos 1.800 millones deuda. La reciente amortización de dos tramos ha dejado una deuda principal de 533 millones sobre el préstamo sindicado firmado en 2011, con vencimiento total en 2016. Además, los acreedores, gracias a la mejora de la capacidad de generación de caja, han permitido la firma de un nuevo sindicado de 350 millones que vence en 2018.
El resto de las líneas de financiación de Gamesa pasa por dos préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que suman 460 millones a devolver entre 2018 y 2020, otros 98 millones de euros en diversos préstamos a largo plazo y líneas bilaterales por un montante de 354 millones, con renovación tácita anual.
Ventas presentes y futuras
La solidez del balance financiero se convertía en la piedra angular sobre la que, aprovechando la mejora de la actividad de los mercados –sobre todo en Estados Unidos y el resto de América y otros países emergentes, como India o Filipinas–, volver a recuperar los niveles de ventas.
Objetivo ya cumplido y con visos de consolidarse a corto y medio plazo. La entrada de pedidos en firme por casi 1.300 megavatios (MW) durante el primer semestre de 2014, un 54,5% más que los logrados en el mismo periodo de 2013, cubre el volumen comprometido para el conjunto del presente ejercicio. Además, en lo que va de julio, se han incrementado esos pedidos en otros 393 MW, con lo que tiene garantizada ya una carga de trabajo de 1.700 MW para los años 2015 y 2016.
El filón del ‘offshore‘
Además de los ‘molinos’ en tierra, en ese futuro se ha abierto paso el desarrollo offshore (instalaciones eólicas marinas), una vez superada la incertidumbre económica y de regulación tanto en Alemania como en Gran Bretaña, dos mercados principales en este segmento. Se espera que las instalaciones tripliquen su contribución al total de instalaciones globales en los próximos 5 años, pasando de un 5% en 2013 hasta un 16% en 2018, duplicando su contribución actual hasta alcanzar entonces los 5.000 MW.
Y para sacar tajada a este incremento de la producción, Gamesa ha apuntalado su unión con la francesa Areva, con una empresa participada al 50% por ambas compañías. Además de sus respectivos know-how eólicos y las capacidades tecnológicas necesarias, incluyendo una plataforma de 8 MW en desarrollo, cada compañía aporta activos individuales complementarios.
Pacto Gamesa-Areva
Areva aporta un negocio en funcionamiento con capacidad de fabricación de palas y naceles, una plataforma de 5 MW con un producto financiable, con 30 MW en operación y 600 MW en instalación, y la segunda cartera de proyectos más grande del segmento, con 2,8 GW. Por su parte, Gamesa contribuye una plataforma de 5 MW certificada y comercializable, experiencia en la optimización de costes y en los servicios de operación y mantenimiento y una cadena global e suministro de componentes.
Pendiente de la estimación del capital circulante del negocio offshore de Areva, el valor total de los activos contribuidos a la empresa se estima en 475 millones de euros, de los que 195 millones corresponden a los activos aportados por Gamesa y 280 millones los de Areva.
A nivel accionarial, junto al casi 20% de Iberdrola –que, dentro de su plan de desinversión estratégica no descarta vender una parte si la evolución de la cotización de Gamesa sigue al alza–, figuran como partícipes algunos de los grandes fondos de capital, como Blackrock, Dimensional Fund Advisor y Norges Bank que, a la vista de los resultados, han vuelto a comprar acciones de la multinacional vasca tras llevar a cabo grandes ventas para hacer caja, sobre todo en el caso de Blackrock.