El rescate de Arias Infraestructuras pende de un hilo
La negociación con los bancos que plantean sus actuales propietarios es el paso previo a la eventual presentación del preconcurso de acreedores por parte de la constructora
Arias Infraestructuras está en un momento especialmente delicado en cuanto a su salud financiera, que pende de un hilo que resultan ser las negociaciones que ha activado con la banca acreedora. Así lo entiende tanto la propia compañía como el grupo de bancos con quien Arias tiene contraída gran parte de su deuda. Las conversaciones, así, se enmarcan en la antesala de la presentación del preconcurso de acreedores con el fin de evitar llegar al juzgado.
Con una plantilla de 130 trabajadores y una deuda financiera de diez millones, Arias ha vuelvo a perder dinero en 2021, con unos números rojos de un millón de euros a cierre provisional del ejercicio. El golpe del Covid-19, el encarecimiento de los suministros y los impagos han propiciado la situación, según entiende la propia compañía, gestionada por sus propietarios, Mario Barcenilla y Antonio Aranzadi.
Ajuste laboral y financiero
Arias Infraestructuras tiene previsto realizar en el primer trimestre del año una reorganización interna y financiera, con el objetivo de reducir drásticamente los gastos generales fijos de personal, según la propia compañía. A la vez, iniciará una negociación de refinanciación con los bancos con el objetivo de aplazar las obligaciones financieras, como ya adelantó Economía Digital Galicia.
Todo ello, con el objetivo de evitar el preconcurso al que se asoma, una figura legal con la que sin embargo ganaría tiempo para negociar y llegar a un acuerdo con sus acreedores, durante un plazo de tres meses. Durante ese período las ejecuciones se bloquean y se impide que los acreedores puedan solicitar la declaración de un concurso necesario.
La ida y vuelta de la deuda
Por los números, la situación de Arias representa un viaje en el tiempo. La constructora cambió de accionistas en junio de 2018. En ese momento la deuda era de 9,7 millones de euros, sin considerar los avales, que solo en una obra contratada en Bolivia eran de unos tres millones. El plan de negocio que presentan Barcenilla y su socio Aranzadi cuando desembarcan en Arias llegaría hasta 2021.
Con las inversiones previstas y las perspectivas económicas conocidas en dicho año, el objetivo planteado era alcanzar en 2021 unos ingresos de 34 millones de euros, con un ebitda (beneficio bruto de explotación sin considerar los costes financieros ni fiscales) de 2,7 millones, y un margen del 7,8% sobre ingresos.
Plan incumplido y Xesgalicia
De acuerdo con dicha hoja de ruta, el grupo centraría su actividad únicamente en Galicia, diversificando el negocio constructor con actividades de conservación y mantenimiento, y abandonando el negocio internacional. Los números no han salido. A cierre provisional del año pasado, la compañía facturó 21,3 millones, con un ebitda negativo de 700.000 euros, lejos del plan de negocio marcado.
Arias Infraestructuras recibió un primer balón de oxígeno en 2020, y estaba firmado por Xesgalicia. A través de su brazo inversor, el Igape concedía un préstamo participativo de un millón de euros a la constructora, cuyos socios se comprometían a no repartir dividendos hasta 2023.