El plan de Iberdrola: 70 aerogeneradores en el mar a 13 kilómetros de la costa gallega
La compañía de Sánchez Galán proyecta dos parques eólicos marinos de casi 500 megavatios de potencia cada uno y los sitúa en el mapa: entre Ortegal y Estaca de Bares y entre Cedeira y Cariño
Iberdrola dibuja cómo será su desembarco en la eólica marina en aguas gallegas. La compañía ha iniciado los trámites ante el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) para la instalación de dos parques eólicos marinos que estarán ubicados a menos de 14 kilómetros (unas 8,6 millas naúticas) de la costa gallega.
La firma ha escogido las aguas de la vertiente gallega del Mar Cantábrico como emplazamiento para los que serán los primeros parques eólicos marinos de la historia de Galicia. En concreto, el parque eólico San Cibrao se ubicará a «unos 13,5 kilómetros de la costa comprendida entre el Cabo Ortegal y el Cabo Estaca de Bares» mientras que el de San Brandán se situará «a unos 12 kilómetros de la costa comprendida entre el municipio de Cedeira y de Cariño», según revela la compañía en el documento remitido al Ministerio para la Transición Ecológica.
Ocuparán más de 250 kilómetros cuadrados
La distancia que separará a los parques eólicos marinos de Iberdrola en Galicia de tierra firme será similar a los 12 kilómetros de separación que existen actualmente entre los muelles interiores del Puerto de A Coruña y el Puerto Exterior de Ferrol-San Cibrao.
La huella de las instalaciones con las que Iberdrola debuta en la eólica marina gallega se extenderá por un área que se mueve entre los 130 kilómetros cuadrados de San Brandán y los 128 kilómetros cuadrados del de San Cibrao. Este será el espacio a través del cual Iberdrola desplegará los 35 aerogeneradores de los que se compondrá cada uno de estos dos parques eólicos marinos de 490 megavatios de potencia cada una (casi tantos como los 563 con los que contaba la central térmica de Naturgy en Meirama).
Los aerogeneradores aprovecharán las corrientes de aire para producir energía eléctrica a través de unos molinos que sobresaldrán unos 138 metros por encima del agua pese a que hundirán sus raíces (las estructuras flotantes) entre 100 y 200 metros por debajo del nivel del mar.
Papel clave para Navantia Fene
Precisamente la construcción de otras plataformas lleva a Iberdrola que Galicia podría «formar parte de un hub global de desarrollo tecnológico e industrial en sector eólico marino flotante«. La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán considera a la comunidad gallega «una referencia a nivel nacional e internacional en eólica marina, y más específicamente en eólica flotante» gracias, precisamente, a su reguero de contratos para el astillero de Navantia en Fene.
«Cuentan con una amplia experiencia en la fabricación de jackets para varios parques eólicos marinos, como en la actualidad, la fabricación de las jackets para el parque eólico marino de Saint Brieuc«, apuntan desde Iberdrola. La firma también menciona en el proyecto que ha presentado ante el Miteco que de las instalaciones de Fene salieron «cuatro plataformas flotantes para el parque eólico marino de Kincardine, una plataforma flotante para el parque eólico marino WindFloat Atlantic y una cimentación flotante tipo SPAR para el proyecto de Hywind«.
Navantia Fene se coloca, por proximidad y know how como favorito para hacerse con unos encargos que, no obstante, Iberdrola también ve posible adjudicar a otro astillero de Navantia: el de Puerto Real. Iberdrola ve como punto fuerte en este último el hecho de que «cuenta con un dique seco que brinda la oportunidad de fabricar entre tres y cinco plataformas flotantes en paralelo». Además, explica que el astillero ha «participado en el desarrollo activo de la industria eólica marina flotante, con la producción de una plataforma flotante para el parque eólico marino de Kincardine«. Se trata de un encargo que inicialmente se iba a llevar a cabo en Fene (en donde se construyeron las otras cuatro plataformas para este proyecto), pero que la dirección de Navantia decidió trasladar a la Bahía de Cádiz para insuflar carga de trabajo en suelo andaluz.
La incógnita de la conexión a la red eléctrica
Además de cómo se repartirán los trabajos de construcción, Iberdrola tiene otra incógnita pendiente de despejar en torno a sus parques eólicos marinos. En concreto, la compañía baraja dos posibles subestaciones eléctricas para recoger la energía eléctrica producida a través de los aerogeneradores de su parque de San Brandán: Xove o Sabón. «Existe un nodo de la línea de 400 kilovatios en la subestación de Xove, y uno de la línea de 220 kV en la de Sabón. La última capacidad conocida es de 400-420 megavatios en Sabón, mientras que la subestacion eléctrica de Xove no tiene disponibilidad», revela la compañía, que asegura que «los nodos de conexión de 400 kilovatios de la red eléctrica de transporte permiten minimizar las pérdidas de energía durante el transporte».
Mayor concreción existe sobre el parque eólico marino de San Cibrao. La compañía plantea articular la conexión de estas instalaciones con Red Eléctrica de España (REE) a través de la subestación de la red de transporte de Xove, la cual, añade, «requiere construir una nueva subestación en tierra para elevar el voltaje de 220 a 400 kilovatios».