El MAB no logra seducir a las empresas gallegas

La comunidad lleva cinco años sin lograr nuevas adhesiones a la bolsa para compañías emergentes

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Desde la creación del segmento de empresas en expansión, cuatro han sido las empresas gallegas que han decidido dar el paso y acudir al Mercado Alternativo Bursátil (MAB) para buscar financiación. Sin embargo, a pesar de que Galicia es una de las cuatro comunidades –junto con Cataluña, Madrid y Aragón– que ofrecen incentivos fiscales a las empresas que optan por esta vía, hace ya cinco años que ninguna sociedad se ha sumado a la lista.

Altia, la consultora tecnológica presidida por Tino Fernández, y Commcenter, el distribuidor de Movistar, se convirtieron en diciembre de 2010 en las primeras empresas gallegas en cotizar. Altia lo hizo con un precio de salida por acción de 2,72 euros. En la actualidad, sus títulos se intercambian a 17,2 euros, lo que ha permitido a la empresa crecer hasta convertirse en un referente en su sector. Distinta suerte ha corrido Commcenter, que debutó con un precio por acción de 2,85 euros, cuando ahora apenas se mueve de los 1,5 euros.

Dos meses después, en febrero de 2011, Euroespes completaba el tridente gallego con un precio de cierre en su primera sesión muy similar (2,87 euros). En la sesión del viernes, el precio de sus títulos al final de la sesión no pasaba de 0,63 euros.

Primera baja

Llegó a haber una cuarta empresa gallega cotizando: Lumar Natural Seafood (ahora denominada Seafood Global), que fue en julio de 2011 la primera firma de alimentación en debutar en este mercado, aunque en enero del presente año cerraría su página más negra con la exclusión de su cotización, convirtiéndose así también en la primera en abandonar la bolsa para compañías emergentes.

Desde entonces, a pesar de que varias firmas se han planteado la opción de cotizar en el MAB, ninguna empresa gallega se ha atrevido a seguir los pasos de estas cuatro compañías. Y eso a pesar de que Galicia es una de las cuatro comunidades, junto con Cataluña, Madrid y Aragón, que ofrecen incentivos fiscales a los contribuyentes que apuestan por apoyar a estas empresas.

Ventajas fiscales

Curiosamente, en el año 2011 –cuando entró a cotizar la última empresa gallega– fue cuando la Xunta modificó la deducción ya existente para inversión en acciones de entidades gallegas que cotizan en el segmento de empresas en expansión del mercado alternativo bursátil, que facilita a las cotizadas con domicilio fiscal en la comunidad el acceso a los inversores.

Los contribuyentes, en virtud de esa ley, pueden deducir en la cuota íntegra autonómica, y con un límite de 4.000 euros, el 15% de las cantidades invertidas durante el ejercicio, siempre y cuando éstas no superen el 10% del capital social de la empresa. Además, deberán mantener las acciones en su patrimonio durante un período de tres años como mínimo.

Coste para las empresas

El MAB garantiza acceso a financiación, mayor visibilidad, una valoración continua y liquidez de las acciones de la empresa. Pero las compañías que entran a cotizar tienen también una serie de obligaciones, entre las que se encuentran el suministro de información semestral y anual, o contar con un asesor registrado y un proveedor de liquidez independiente.

Al margen de eso, la incorporación al MAB supone afrontar el pago de una tarifa fija de 6.000 euros más una variable de 0,05 por mil sobre la capitalización de los valores a incorporar que resulte de su primer precio en el Mercado. Después, anualmente y en concepto de costes de mantenimiento, cada empresa deberá abonar otros 6.000 euros.

Aunque en Galicia no acaba de enganchar, el MAB sigue siendo una vía atractiva para obtener financiación destinada al desarrollo proyectos. Otra cosa es el éxito de los mismos y la buena marcha de la empresa, que ya depende de la pericia de cada uno de sus gestores.

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