El lobby del Corredor Atlántico nace con veinte años y miles de millones de retraso frente al Mediterráneo

El apoyo explícito a las reivindicaciones del Corredor Mediterráneo de grandes empresarios, como Juan Roig (Mercadona) o el naviero Vicente Boluda, contrasta con el todavía tibio posicionamiento de líderes empresariales en Galicia, con la excepción de la patronal

Los presidentes de Cantabria, País Vasco, Galicia y Asturias (Miguel Ángel Revilla, Íñigo Urkullu, Alfonso Rueda y Adrián Barbón) durante la presentaci´no del denominado 'lobby del norte" / Xunta

Los presidentes de Cantabria, País Vasco, Galicia y Asturias (Miguel Ángel Revilla, Íñigo Urkullu, Alfonso Rueda y Adrián Barbón) durante la presentaci´no del denominado ‘lobby del norte» / Xunta

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“Para explicarte qué es el Corredor Mediterráneo, primero te diremos qué no es. No es un tren, ni un proyecto del Gobierno, ni una hazaña deportiva. El Corredor Mediterráneo es una infraestructura ferroviaria (el conjunto de vías, traviesas, catenarias y demás) inacabada e incompleta, con más de 20 años de retrasos acumulados en sus obras”. Así se las gasta el lobby del Corredor Mediterráneo cuando toca explicar sus reivindicaciones, que hacen explícitas con cumbres anuales e incluso con un sistema público de monitorización del grado de ejecución de las obras.

“Aunque parezca increíble, a menudo una forma de viajar por el Mediterráneo en tiempo récord es haciendo trasbordo en Madrid. ¿Sabes cuánto se tarda en ir desde Alicante a Barcelona? Unas 5 horas. ¿Y pasando por Madrid? ¡Lo mismo!”, aseguran desde el movimiento, que promueven incluso campañas y vídeos institucionales.

Sin esperar más

Sobre el papel, y con buena parte de sus obras en ejecución, se trata de una doble plataforma en ancho internacional y con alta velocidad que discurrirá desde la frontera francesa hasta Algeciras, uniendo ciudades como Barcelona, Valencia, Alicante, Murcia y Málaga y conectándolas a su vez con el resto de Europa. Una infraestructura necesaria, dicen, “que no puede esperar más a ser finalizada”.

Sobre este escenario, el ya conocido como lobby del Norte, o del Corredor Atlántico, tuvo la semana pasada un giro en su guión con la incorporación de Cantabria y País Vasco a las tradicionales reivindicaciones de Galicia, Asturias y Castilla y León, que pivotan sobre la extensión del Corredor Atlántico al Noroeste peninsular.

La soledad de la patronal

La patronal gallega, liderada por Juan Manuel Vieites, es el referente desde la órbita de la empresa privada a las reivindicaciones que plantea Galicia. Sin embargo, y como contraste, en el caso valenciano son grandes empresarios los que hacen explícito su apoyo, con Juan Roig, presidente de Mercadona, o el naviero Vicente Boluda, en primera línea de las reclamaciones. El tibio posicionamiento de líderes empresariales en Galicia tiene su excepción en la patronal de Vieites.

Imagen de la página web del Corredor Mediterráneo, en la que se informa de los últimos avances en el estado de las obras

Esto va de retrasos. El reciente nombramiento del comisionado para el Corredor Atlántico por parte del Gobierno se produce con cinco años de diferencia sobre el del Mediterráneo. Frente a estos pasos, desde el plano de las reivindicaciones, el movimiento denominado “#QuieroCorredor” es una iniciativa empresarial y social impulsada por la Asociación Valenciana de Empresarios desde 2016. “Nuestro objetivo es reivindicar la culminación del Corredor Mediterráneo en 2025, informando puntualmente sobre el estado de la infraestructura, revisando sus avances y compromisos pendientes”, aseguran.

Dos décadas

“Tras dos décadas de retrasos en las obras, hemos conseguido que el Corredor Mediterráneo sea una prioridad en la agenda política del país”, presumen, para levantar una doble plataforma ferroviaria de ancho internacional que recorra el litoral mediterráneo desde la frontera francesa hasta Algeciras, uniendo todas las ciudades mediterráneas entre sí, con el resto del país y con Europa.

Frente a los hechos del Mediterráneo, la estrategia del Corredor Atlántico en el Noroeste requiere de una inversión de 7.884 millones de euros, de los que 2.322 millones corresponden con proyectos en Galicia, unos 2.801 millones están relacionados con actuaciones en Castilla y León y otros 2.759 con obras en Asturias. El retraso también está en el origen: Galicia, Asturias y Castilla y León lograron en 2018 la incorporación del Noroeste al Corredor Atlántico, que llegaba hasta Oporto desde Valladolid.

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