El juez rechaza las querellas de BBVA contra su cliente más pesado
Jordi Gil no para de enviar cartas al presidente del BBVA reclamando datos vitales para reclamar una herencia. El banco se querelló contra él, pero ha perdido
Jordi Gil y su mujer Cintia Borrell se han convertido en la pesadilla del presidente Francisco González y su secretaria. No paran de enviar faxes, cartas y correos electrónicos para exigir una información vital para el cobro de una herencia.
El matrimonio cree haber sido estafado por un familiar en complicidad con un trabajador de una sucursal de la antigua Caixa Terrassa. Y ha pedido todos los datos de las cuentas bancarias de Borell para dilucidar si ha habido un cobro fraudulento de la herencia.
La insistencia ocasionó que el BBVA demandara al matrimonio por denuncia falsa, y delitos continuados de injurias, calumnias y coacciones. El banco envió una carta amenazante a su cliente para exigirle que no enviara ninguna comunicación al presidente del BBVA, ni a sus secretaria ni a ninguna oficina ni trabajador del banco. Pero lejos de amilanarse, Gil continúa con su campaña en las redes y los foros de internet.
El juzgado de lo penal número 2 de Terrassa ha desestimado todas las querellas del BBVA contra Jordi Gil y su mujer. Considera que no ha habido denuncia falsa, injurias, calumnias ni coacciones.
Sentencia judicial: el cliente más pesado de BBVA podrá seguir enviando cartas al presidente de la entidad
El caso enrevesado
El caso de Jordi Gil y su mujer es un asunto enrevesado que el matrimonio intenta resolver, pero no sabe cómo.
Jordi Gi y Cintia Borrell sospechan que familiares abrieron una cuenta a nombre de Borrell para cobrar un seguro de vida de tres millones de euros que el padre había suscrito a favor de la hija, según la versión de los afectados.
Borrell se dedicó a cuidar de su padre durante sus últimos meses de vida. Había escuchado de su propia familia que existía una herencia: unos seguros de vida importantes que su padre había suscrito años atrás. Tras la muerte, otros familiares comunicaron a Borrell que no había dinero, y que los seguros no se pudieron cobrar.
La historia no hubiese trascendido si un día Cintia Borrell no hubiese sobrecargado su tarjeta de crédito. Al no pagar a tiempo, el director de la sucursal la llamó para advertirle que si no pagaba de inmediato, le embargarían la cuenta «que tiene mucho dinero».
Las dudas invadieron a Borrell, que exigió los detalles de todas las cuentas que existían en la entidad a su nombre. Necesitaba esa información básica para desvelar los interrogantes. Pero el director del banco se desdijo. Aseguró que había sido un error, que miró mal, que ella no tenía ninguna otra cuenta. Pero la explicación, lejos de despejar las dudas, las incrementó.
La batalla
Para aclarar lo ocurrido con la herencia y los seguros que nunca aparecieron, Cintia Borrell y su marido iniciaron, sin éxito, una batalla contra Caixa Terrassa, primero, y BBVA, después, para obtener una información que cualquier cliente podría tener en minutos en su agencia: sus números de cuenta.
Pero la entidad se ha negado a aportar la información al matrimonio incluso por vía judicial. El matrimonio se ha dirigido al Banco de España, a la Agencia de Protección de Datos y a los tribunales, pero nadie ha podido conceder su deseo: que el BBVA les aporte los datos históricos de todas las cuentas que han figurado a su nombre.
Entonces, han difundido su caso por todos los medios que han podido. Y ahora, BBVA se siente acosado. Pero el juez de Terrassa asegura que el matrimonio sólo reclama lo que cree que es justo y que la campaña y las cartas a Francisco González y a su secretaria están amparadas en su libertad de expresión. Con esta sentencia, el matrimonio podrá seguir incordiando con cartas al presidente de la entidad. Están dispuestos a hacerlo hasta despejar sus dudas.