El gran negocio de los drones de Rozas está en las empresas de software
El desarrollo de soluciones tecnológicas para la mejora de servicios públicos atraerá a un gran número de pequeñas y medianas firmas que podrán crecer a la sombra de Indra e Inaer
Las empresas Indra e Inaer han sido las elegidas para liderar el proyecto de diseño y fabricación de aviones no tripulados en el parque tecnológico e industrial de Rozas. Junto a ellas, un nutrido grupo de pequeñas empresas ocuparán las instalaciones de la incubadora con la idea de desarrollar sistemas, sensores o aplicaciones con los que ayudar a las ganadoras del concurso de la Xunta a cumplir sus objetivos.
El Ejecutivo autonómico quiere que los vehículos que salgan del aeródromo lucense cumplan funciones que van desde la prevención de incendios hasta la gestión de emergencias, pasando por la lucha contra el furtivismo, el control de las masas forestales, la ordenación del territorio o la gestión del patrimonio cultural, ente otras. La construcción del aparato –poco intensiva en mano de obra– , aunque importante, no va a ser lo fundamental. El software es aquí la clave.
Indra, como multinacional especializada en el desarrollo de sistemas, tiene buena parte del camino andado. No obstante, las tareas encomendadas a estos aparatos requieren de multitud de aplicaciones en las que ya trabajan desde hace tiempo universidades, centros tecnológicos y empresas asentadas en la comunidad, que serán las que más provecho saquen a la iniciativa impulsada por la Xunta y el Gobierno.
Desarrollo de soluciones
Son en su mayoría pymes o proyectos que no muy intensivos en capital que desarrollan su actividad en ámbitos tan diversos como la logística, la comunicación, la pesca, la seguridad, la ingeniería o la topografía, pero que pueden crear junto a Indra e Inaer un ecosistema que les lleve a convertirse en cuestión de años en referentes del sector.
Sus aportaciones pueden consistir en el diseño de dispositivos inalámbricos, de soluciones para el envío de datos o el procesado de los mismos, la fabricación de sensores térmicos o ambientales para la detección de focos de calor o vertidos, o la implementación de funciones mecánicas, entre muchas otras. El campo de exploración es infinito y los medios con los que cuentan, difíciles de mejorar.