El golpe de la pandemia tumba a la Sala Pelícano: entra en números rojos y desploma los ingresos
La mayor discoteca de Galicia recortó su facturación a una cuarta parte y cerró con pérdidas de 295.000 euros en 2020 como consecuencia del cierre del ocio nocturno
La Sala Pelícano no logró esquivar el golpe que la pandemia de Covid asestó al ocio nocturno de todo el país. La discoteca cerró 2020 con apenas un cuarto de los ingresos anotados en el año anterior, entrando en números rojos con unas pérdidas de casi 300.000 euros. El confinamiento y el cierre forzoso de este tipo de establecimientos pasaron factura a la mayor sala de fiestas de España, que pudo reabrir sus puertas en julio de 2021 tras más de un año con la persiana bajada.
El local que regenta Luis Diz tuvo una facturación de 784.500 euros en el año de la pandemia tras sufrir un recorte de ingresos respecto a los tres millones del ejercicio anterior. Como consecuencia, la Sala Pelícano entró en números rojos con 492.000 euros en pérdidas, que se reducen hasta los 295.000 después de impuestos, según se extrae de las cuentas anuales presentadas ante el Registro Mercantil.
La discoteca, que es la más grande de Galicia, se sitúa en el puerto de A Coruña, el epicentro del ocio nocturno de la ciudad herculina, cerca de salas como Dux y Amura, también controladas por Luis Diz (presidente de la asociación Galicia de Noite) junto a su socio Juan Carlos Rodríguez Cebrián, ex director general de Inditex. Además de estos establecimientos, los dos empresarios también controlan otros locales de la noche coruñesa llevando, como Playa Club, el bar Atlántico 57 o la sala Moom, entre otros.
Más de un año de cierre
Los pubs y discotecas gallegos se llevaron una de las peores partes de la pandemia en lo que se refiere a negocios. El ocio nocturno de la comunidad cerró en marzo de 2020 cuando el Gobierno central decretó el confinamiento, y no pudo volver a abrir hasta julio de este año. Durante ese tiempo, el sector protagonizó diversas concentraciones y manifestaciones exigiendo ayudas y la pronta reapertura de sus locales.
Desde que las autoridades consideraron que la situación epidemiológica permitía levantar la persiana de las salas de fiestas, los profesionales del sector han denunciado que se ven seriamente afectados por los botellones que se celebran en calles y plazas. Reclaman más control sobre estas concentraciones ilegales, y critican la pérdida de clientela que supone para sus negocios, además de la mala imagen que proyectan sobre el ocio nocturno.
Negociaciones actuales
La situación actual del sector ha mejorado de manera notable desde que comenzó el verano. Hace unos días, la Xunta y los representantes de los trabajadores de discotecas y pubs llegaron al acuerdo de aumentar hasta las 4 de la madrugada el horario de apertura, y ampliar a un 75% el aforo máximo permitido. Aunque todavía quedan algunos puntos por resolver, como el uso del certificado Covid, el ocio nocturno tiene por delante un futuro que parece mucho más esperanzador que el tortuoso año vivido a causa de la pandemia.