El Gobierno sondea a tres candidatos para la presidencia de Navantia
La exministra Elena Espinosa, un ex secretario de Estado y el director de la fábrica de turbinas de Ferrol están en las quinielas para presidir los astilleros públicos
La elección de un nuevo presidente para Navantia orbita en torno a Galicia. Al menos en la terna de candidatos que, según fuentes consultadas por este medio, están actualmente sobre la mesa. El Gobierno sondea a tres personas para remplazar a Belén Gualda, que se pondrá al frente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), la dueña de los astilleros públicos y la entidad que negocia con Alcoa la compra de la planta de aluminio de Lugo.
Entre las candidatas para sustituir a Gualda está la exministra gallega Elena Espinosa, quien ocupó la cartera de Medio Ambiente durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La economista ourensana estuvo también al frente de la Autoridad Portuaria de Vigo y fue una de las directivas de Grupo Rodman, llegando a ocupar la vicepresidencia segunda del astillero.
Otro de los posibles candidatos a la presidencia de Navantia es Tino Méndez, quien fue secretario de Estado de Defensa con Carme Chacón al frente del Ministerio. Natural del municipio pontevedrés de Pontecesures, Méndez dirigió el Instituto Social de la Marina y el Instituto Nacional de la Seguridad Social, además de ocupar la delegación del Gobierno en Madrid, cargo del que dimitió en 2006 cuando la Audiencia Provincial de Madrid condenó a tres policías a penas de cárcel por la detención ilegal de dos militantes del PP.
El tercer nombre sobre la mesa es el de Andrés Cachaza, directivo de larguísima trayectoria en Navantia y que actualmente está al frente de la fábrica de turbinas de Ferrol. En su momento fue también responsable del programa de Construcción y adjunto a la dirección del astillero ferrolano.
Inestabilidad en la cúpula y sequía de contratos
El relevo en la cúpula de Navantia se producirá en un momento clave para la transformación de los astilleros, que afrontan un ambicioso programa de digitalización al calor del contrato con la Armada para las fragatas F-110. La falta de carga de trabajo en esta fase de transición, mientras no comienza la construcción de las fragatas, puede provocar un año de parón en la actividad.
A esto se suma la inestabilidad en la cúpula de la empresa pública, que desde la salida de Esteban Vilasánchez suma un presidente por año y varias reformas de su comité de dirección.