El gobierno andorrano azuza la concentración bancaria
Los socios de Crèdit Andorrà que superaban el endeudamiento máximo permitido han vendido patrimonio inmobiliario sin desprenderse de los títulos
Andorra tiene cinco bancos. Su dimensión, las normativas financieras internacionales cada vez más exigentes y el deterioro de la imagen bancaria del país por culpa del caso BPA les empuja a plantearse operaciones de fusión. Nadie lo admite públicamente, ni los bancos ni el gobierno andorrano, pero los especialistas financieros insisten en que se producirán alianzas. No serán inminentes, si bien se encararán antes de dos años.
Hace pocos días, el presidente del gobierno andorrano, Toni Martí, enviaba un “mensaje de optimismo y de absoluta tranquilidad” sobre el funcionamiento del sistema financiero de su país. Insistió en que los bancos “hacen las cosas razonablemente bien”. Sin embargo, no excluyó fusiones en un futuro: afirmó que habrá tiempo para analizarlo cuando “se consolide el nuevo marco y coyuntura de crecimiento”. Subrayó que las fusiones corresponden al sector privado, pero desde el mismo sector bancario se reconoce que el gobierno no sólo las vería con buenos ojos sino que las alienta.
Desde hace meses se especula con una fusión entre Crèdit Andorrà y Mora Banc. Portavoces del primero aseguran que “no hay ningún directivo sentado en una mesa negociándola” y, desde el segundo, que prefieren “caminar solos por la senda de los beneficios”. Tiempo atrás ya se conjeturó sobre otra posible alianza entre Crèdit Andorrà y Andbank. Desde este último banco aseguran que sólo son “rumores”.
Otras fuentes financieras precisan que, aunque no existan negociaciones formales en este momento, eso no significa que no se hayan producido contactos en el pasado y que no se vuelva a poner la concentración sobre la mesa a medio plazo. Con ironía, altaveudigital.com definió estos procesos como la “Unión de Bancos Andorranos”, la “UBA”, para compararlo con la UBS que tiene su origen en la Unión de Bancos Suizos.
Se han planteado diversas concentraciones: uniones bilaterales e, incluso, triples alianzas con Crèdit Andorrà, Mora Banc y Andbank. Algún analista han incluido en el paquete a Vall Banc, la entidad surgida de la intervención de la desaparecida Banca Privada d’Andorra (BPA). Sin embargo, las fuentes consultadas califican esta posibilidad de “absurda”. Los bancos tradicionales andorranos no quieren saber nada del neonato Vall Banc, controlado por el fondo norteamericano JC Flowers. La única entidad que se queda al margen de estos bailes es Banc Sabadell.
Fusión fracasada
Existe un precedente. En julio de 2007, hace más de una década, se anunció la creación de “Andbank Mora” fruto de la fusión de estos dos bancos. Se acordó una permuta de acciones pero, al cabo de cuatro meses, se rompió el matrimonio por las diferencias corporativas y la desconfianza entre los principales accionistas (grupos familiares) de uno y otro banco. No es que ahora se lleven mejor, pero las exigencias bancarias internacionales y la presión gubernamental pueden forzar procesos de concentración.
Crédit Andorrà y Mora Banc han profesionalizado sus cúpulas en las últimas semanas. En este último, Pedro González ha sido nombrado presidente en sustitución de Jordi Mora. Es la primera vez que se nombra a un presidente ajeno a las grandes familias propietarias. En Crèdit Andorrà se han producido cambios en el consejo de administración –el más destacado la marcha de Maria Reig, aunque ha sido substituida por el director general de su holding familiar Reig Capital Group, Gilles Dregi de Fontcuberta– y en el equipo directivo donde Xavier Cornella ha sustituido a Josep Peralba.
Crèdit Andorrà: accionistas de referencia venden patrimonio para conservar los títulos
Precisamente, Crèdit Andorrà se ha situado en el centro de la rumorología. Algunos medios incluso han apuntado que buscaban comprador. Fuentes del banco aseguran a Economía Digital que no están en venta y que ninguno de sus accionistas de referencia ha puesto sus acciones en el mercado.
En cumplimiento de las normativas de la Unión Europea que entraron en vigor el 1 de enero de 2017, dos grupos de accionistas del banco se vieron obligados a regularizar su situación porque tenían prestamos que superaban el 20% de los fondos propios. El Instituto Nacional Andorrano de Finanzas (INAF), el regulador andorrano, calificó de incumplimiento grave esta situación. Los afectados sólo tenían dos opciones: vender acciones del banco o desprenderse de patrimonio. Las fuentes consultadas indican que optaron por esta última opción: vendieron inmuebles.
Alguno de estos accionistas pidieron el asesoramiento del banco de inversiones Alantra para “explorar” una posible venta de títulos. No obstante, lo descartaron. Prefirieron desprenderse de patrimonio inmobiliario. Aún así, el INAF les ha abierto un expediente porque cerraron la operación fuera del plazo establecido. La multa que se les reclama es de cerca de un millón de euros. Algunos de estos socios se endeudaron cuando, en 2006, compraron la participación que La Caixa, actual Caixabank, tenía de Crèdit Andorrà.
Además, Crèdit Andorrà concedió prestamos a empleados para la compra de acciones. Estos prestamos se devolvían con los dividendos y estaban avalados por las mismas acciones. Las nuevas normativas financieras prohíben estas prácticas. Por este motivo, la entidad recompró estas acciones el año pasado. La consecuencia fue que 139 millones de euros se restaron de los fondos propios.