El fondo español que busca dinero en iglesias y conventos
Los creadores del fondo I2 tocan la puerta de empresas, fundaciones y órdenes religiosas para convencerles de que pongan su dinero en proyectos responsables y sostenibles
Joan Carles Noguera y Carles Pintor visitan y llaman desde septiembre del año pasado a empresas, fundaciones y órdenes religiosas de toda España. Se conocieron en sus años de trabajo de la oenegé Educa y allí se dieron cuenta de que no había ningún fondo de inversión que pusiera el dinero en proyectos de rentabilidad social.
Desde hace cuatro meses se dedican a comercializar I2 Social Impact Investing, el primer fondo de inversión de España –y creen que también del mundo— que sólo invierte en proyectos de desarrollo.
En el mundo de los fondos oportunistas y especuladores, en los que los inversores buscan máximas rentabilidades, Noguera y Pintor ofrecen una inversión que podría obtener una rentabilidad modesta –las proyecciones iniciales alcanzan al 2% anual— pero con la garantía de que el dinero ha contribuido con proyectos al desarrollo.
Noguera y Pintor idearon un fondo que actualmente combina bonos de proyectos sociales de organismos multilaterales con una sólida trayectoria: CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), FMO (Dutch Development Bank), IBRD (International Bank for Reconstruction & Development), perteneciente al Banco Mundial, el International Finance Corporation (también perteneciente al Banco Mundial), African Development Bank, Asian Development Bank (ADB), Inter-American Development Bank, Agence Française de Développement, European Investment Bank, KfW, el Instituto de Crédito Oficial de España y el Council of Europe Development Bank.
Han comenzado a presentar el producto, pero las reacciones han sido muy positivas entre los organismos que buscan invertir en fondos socialmente responsables. «Hay en el mercado algunos fondos como los water funds que invierten en proyectos de saneamiento y acceso al agua en diferentes países y los green funds, que invierten en proyectos medioambientales, pero nunca se había desarrollado un producto de inversión de este tipo, con el que además de la memoria económica, presentamos la memoria social», explica Joan Carles Noguera.
Las inversiones que pide el Papa
Los creadores del fondo han tocado a clientes donde ningún otro operador de fondos pudiese llegar. Allí, ante los responsables eclesiásticos, párrocos y obispos, recuerdan una intervención del papa Francisco que en 2014 pidió contribuir con inversiones de impacto que tuviesen beneficio entre los pobres.
Además de la rentabilidad social, el fondo trabaja con organismos multilaterales cuyas calificaciones superan incluso a la de la deuda soberana española. «El 37% de los organismos que han emitido estos fondos tienen la AAA, es decir, la máxima calificación crediticia», explica Pintor.
A pesar de que los creadores del fondo explican la seguridad la inversión, hasta ahora casi ninguno de los potenciales clientes pregunta por la rentabilidad. «Esa pregunta no nos la han hecho. Hay una receptividad muy elevada porque hacía falta un fondo ético», remata el co-fundador del fondo.