El escudo antiopas del Gobierno inclina la venta de Nueva Pescanova a favor de Iberconsa
Con el blindaje a empresas estratégicas, el Ejecutivo debe autorizar las inversiones extranjeras en las no cotizadas que superen los 500 millones, lo que favorece al fondo Platinum si este articula la compra de Nueva Pescanova a través de la firma de Alberto Freire, con base en Vigo
Es la primera pesquera de España, con sede en Galicia y con más de 9.000 empleados en todo el mundo. Nueva Pescanova, en manos de Abanca, está en venta y según según fuentes del sector consultadas por Economía Digital Galicia, quien ha tomado la delantera a la hora de hacerse con los millonarios activos es el grupo Iberconsa, en manos del fondo norteamericano Platinum Equity desde 2019, cuando desembarcó en la compañía de Teis en una operación que se calculó en unos 500 millones de euros. Apuntan a que el escudo antiopas del Ejecutivo de Pedro Sánchez para blindar sectores estratégicos la favorece frente a sus eventuales competidoras extranjeras.
Según ha trascendido en las últimas semanas, tres son los principales interesados en hacerse con Nueva Pescanova, compañía que sobrepasa los 1.000 millones de facturación: la americana Red Chambers, la canadiense Cooke y la gallega Iberconsa (participada, eso sí, por el fondo Platinum, también de EEUU). En la actualidad, los de Juan Carlos Escotet son propietarios del 98% del capital de la compañía surgida tras la quiebra de la Pescanova de Manuel Fernández de Sousa. Desde hace unos meses, la heredera de las cajas gallegas se abrió a la posibilidad de ceder el control de la compañía debido a la presión que el Banco Central Europeo está ejerciendo sobre las financieras, a las que reclama desprenderse de sus participaciones industriales. Si rebaja su posición por debajo del 50% no tendría que incluir esta partida finalmente en su balance, evitando que pudiera comprometer la buena salud del mismo.
La clave: el precio de venta
De momento, Abanca guarda un escrupuloso silencio sobre la operación de venta y los posibles interesados en el grupo pesquero. También del precio por el que estaría dispuesta a desprenderse del activo industrial, que según El Confidencial rondaría los 700 millones de euros, lo que equivaldría a multiplicar por nueve el ebitda de la compañía que en 2021, último año del que hay cuentas presentadas, llegó a los 80 millones de euros (suele ser esta la magnitud que se tiene en cuenta en operaciones de este tipo). Pero para hacer una valoración de Nueva Pescanova también hay que tener en cuenta su deuda. Los últimos datos remitidos al Registro Mercantil indican que en marzo del pasado año, la pesquera tenía un capital de 337 millones de euros, mientras que contabilizaba una deuda a largo plazo de 153 millones de euros y de 238 millones de euros a corto.
Si bien, en cualquier caso, la venta se debería ejecutar teniendo en cuenta los resultados del ejercicio 2022 y la situación actual (que por ahora no son públicos y que se corresponden con un año marcado por la crisis inflacionaria, por lo que sus resultados podrían haber empeorado con respecto a 2021), nadie duda de la envergadura de la operación. Es en este punto en donde distintas fuentes del sector financiero consultadas por este medio indican que el denominado escudo antiopas del Gobierno podría ser clave a la hora de decantar la venta.
Blindaje a sectores estratégicos
En diciembre del pasado año, el Gobierno central optó por prorrogar hasta finales de 2024 el blindaje a empresas estratégicas que puso en marcha durante la pandemia, popularmente conocido como escudo antiopas. A grandes rasgos, la medida deja en manos del Ejecutivo la autorización de las inversiones extranjeras en empresas con consideración estratégicas que sean cotizadas en las que se pretenda superar el 10% del capital o en las no cotizadas –caso de Nueva Pescanova– en las que la inversión supere los 500 millones de euros. Esta normativa, por ejemplo, dejó en manos de los de Pedro Sánchez la autorización previa a la compra de Euskaltel, la dueña de la gallega R, por parte de MásMóvil.
Según la ley sobre régimen jurídico de movimientos de capitales, el régimen de liberalización de las inversiones extranjeras directas en España queda suspendido en determinados supuestos que impliquen sectores estratégicos, entre ellos el que tiene que ver con el “suministro de insumos fundamentales, en particular energía (…) o los referidos a servicios estratégicos de conectividad o a materias primas, así como a la seguridad alimentaria”. De esta forma, teniendo en cuenta que se trata del primer grupo pesquero de España, en el sector opinan que la normativa podría acabar facilitando que la venta se decantase hacia un grupo comunitario. Aunque Iberconsa está en manos de los americanos Platinum, la sede social del grupo Ibérica de Congelados está en Vigo mientras que la firma está pilotada desde hace casi 30 años por su CEO, Alberto Freire.
¿La integración de un gigante?
Se prevé que una vez Abanca inicie conversaciones formales con su potencial comprador se inicie un proceso de due diligence. Sin finalmente Iberconsa se lleva el gato al agua se prevén dos cosas: primero, la creación de un grupo pesquero que llegaría sin despeinarse a los 1.400 millones de facturación segundo un proceso de integración largo, teniendo en cuenta que existen duplicidades: aunque las marcas se mantengan por separado, por ejemplo, ambos grupos cuentan con los mismos caladeros.