El desmantelamiento de As Pontes liberará un millón de metros cuadrados de suelo para Endesa
La compañía prevé utilizar las parcelas para sus desarrollos renovables y para proyectos de terceros; los almacenes de carbón suman 200.000 metros cuadrados
El desmantelamiento de la central de As Pontes está sobre la mesa del Gobierno y a la espera de la evaluación de impacto ambiental. La térmica gallega será la primera que se somete a este procedimiento en el apagón de centrales que se ha producido en España, lo que retrasará varios meses la fecha prevista por Endesa para comenzar el desmontaje.
El proyecto incluye la desinstalación de los cuatro grupos de la central térmica de 350 MW, dos parques de almacenamiento de carbón, la planta de tratamiento de aguas de aporte, la chimenea para evacuación de gases de combustión, tanques de almacenamiento, la subestación de 400kV… En definitiva, todo con excepción de “aquellas estructuras que puedan ser aprovechadas por los usos ulteriores” que Endesa tiene previsto en la misma ubicación.
El desmantelamiento liberará una enorme bolsa de suelo, más de un millón de metros cuadrados que quedarán en manos de Endesa. Según consta en la autorización ambiental integrada de la térmica, la parcela de actividad tiene una superficie de 1,12 millones de metros cuadrados, entre los que se incluyen los almacenes de carbón “parque de Saa”, con una superficie de 140.000 metros cuadrados; y «parque central», que suma otros 57.000.
Los proyectos industriales de Endesa… y de otros
El plan de Endesa para esta grandiosa parcela tiene dos vertientes. Por un lado, la inversión de 1.580 millones para sus desarrollos renovables en Galicia, como la planta de hidrógeno verde, y el centro logístico de sus parques eólicos españoles, que anunció José Bogas en la junta de accionistas de abril. Por otro, el concurso internacional de proyectos para seleccionar iniciativas industriales para la revitalización económica, uno de los puntos recogidos en los planes Futur-e del grupo para potenciar una transición justa en los territorios afectados por el cierre de la térmica.
El respaldo a estos proyectos podría incluir también equipamiento. La compañía sigue la directriz de aprovechar todo lo aprovechable en el desguace de las centrales y esto incluye el traslado de equipos a otras instalaciones del grupo o incluso la venta a terceros a través de empresas especializadas.
Endesa ha trazado un plan de desmantelamiento en tres fases, comenzando por la instalación de las infraestructuras necesarias, siguiendo por la limpieza y vaciado de la zona y, finalmente, el desmontaje. Las tareas durarán unos cuatro años y la empresa lleva tiempo formando trabajadores para realizarlas. Los trabajos podrán mantener unos 400 empleos durante ese periodo, según estimaciones de la propia Endesa.