El ‘Camp David’ de Díaz Ferrán y su futuro incierto
El nuevo dueño de la finca El Alamín, donde Díaz Ferrán hacía negocios y política, enfrenta un juicio en Estados Unidos por soborno
Con la quiebra de Marsans y la imputación del expresidente de los empresarios españoles, Gerardo Díaz Ferrán se tuvo que desprender de uno de sus bienes más preciados: la finca El Alamín, en el municipio toledano de La Torre de Esteban Hambrán. Allí hacía negocios con sus socios y también debatía de política mientras cazaba perdices con Arturo Fernández, imputado por Bankia, Jaume Matas, condenado por malversación, y con el Rey de España, que pidió perdón por cazar elefantes. Era conocido como el Camp David (la residencia campestre oficial de los presidentes de Estados Unidos) de Díaz Ferrán.
Su nuevo dueño proviene de un entorno diferente. Alejandro Betancourt, un joven abogado y empresario venezolano que firmó importantes contratos de construcción de plantas eléctricas con el gobierno de Hugo Chávez, enfrenta una demanda en Estados Unidos por soborno.
La empresa de Betancourt, Derwick Associates, figura como propietaria de de la finca de 1.600 hectáreas. La compañía, que en España se dedica a actividades inmobiliarias según el registro mercantil, ha sido acusada por el ex embajador de Estados Unidos de Venezuela, Otto Reich, de sobornos a la empresa pública petrolera, Pdvsa, con una demanda en un tribunal de Nueva York.
Pérdida de valor
La venta de la finca se ejecutó con el visto bueno del juzgado mercantil número 12 de Madrid que embargó la propiedad y procedió a la subasta. Fue adjudicada en 25 millones de euros, un tercio de lo que había pagado Díaz Ferrán unos años antes, según explican fuentes conocedoras de la operación.
¿Pero cómo obtuvo el empresario venezolano la información sobre la subasta de la finca? La diseñadora de joyas Lilia López cuenta con excelentes relaciones con la jet set española y también mantuvo una relación sentimental con el torero Palomo Linares, que ella misma difundió en el diario ABC.
Las conexiones
El hijo de Linares habría sido asesor en la operación. Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler y del marqués de Griñón (que también tiene una finca en la zona) organizó la boda de Betancourt que, según el periodista de la prensa rosa, Jesús Mariñas, terminó con la intervención de la policía tras una pelea entre fotógrados y el personal de seguridad.
Además de Derwick, Betancourt tiene en España la empresa Guanábana, también dedicada a la actividad inmobiliaria y con un millón de euros de capital. El empresario, ha denunciando una campaña mediática internacional en su contra para desprestigiarlo.