El automóvil pone deberes a Sánchez: basta de incertidumbre
El sector de la automoción fue de los más críticos con el Gobierno socialista en el anterior mandato por sus ataques al combustible diésel
Si un sector empresarial se mostró crítico con el Ejecutivo desde que Pedro Sánchez tomó la presidencia del Gobierno fue el de la automoción. Los ataques desde la administración al combustible diésel coincidieron con un descenso de las ventas en la segunda mitad de 2018 que puso en alerta a los principales fabricantes. Además, la incertidumbre sobre el futuro de la industria hace que el temor de perder el tren del vehículo eléctrico sea una realidad.
En una reciente conversación, el presidente de la patronal Anfac, José Vicente de los Mozos, lamentaba que España “no era amigable” para la industria de la automoción. El principal blanco de las críticas es la intención de prohibir la matriculación y venta de vehículos diésel y de gasolina para el próximo 2040.
En un comunicado emitido en noviembre, la asociación ya lamentó que el proyecto del Gobierno iba «contra el principio de neutralidad tecnológica defendido al máximo por la Unión Europea«.
En las mismas tesis se posicionó Carlos Tavares, director ejecutivo de PSA, en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra. “Es triste ver la posición tan extrema que tiene el Ejecutivo por unas razones que no se pueden entender”, dijo en un encuentro con medios de comunicación.
«Al principio creímos que la caída de ventas era por la nueva norma WLTP», recuerdan en Volkswagen
La consecuencia, sostiene el sector, son siete meses de bajada en las matriculaciones, rotos el pasado mes de abril gracias a la adquisición de las empresas y las compañías alquiladoras. En lo que va de año, las matriculaciones han caído el 4,5%, desde las 456.749 unidades hasta las 436.328. El descenso es mayor si se tiene en cuenta sólo a los particulares: las ventas se desploman el 11,1% entre enero y abril, desde los 214.316 automóviles hasta los 190.552.
Lo que en principio pareció algo puntual se ha consolidado. «En un principio pensábamos que era consecuencia de la nueva normativa de emisiones WLTP. Creíamos que mucha gente había anticipado la compra y este parón lo teníamos previsto para el último trimestre del año. La mala noticia es que esa tendencia a la baja se ha mantenido en el arranque de año y se ha confirmado», recuerda la directora general de Volkswagen, Laura Ros, en una entrevista a ABC.
“La incertidumbre del comprador respecto a qué tecnología elegir al cambiar de coche y el periodo electoral volvieron a lastrar las ventas a particulares”, razona Raúl Morales, director de comunicación de Faconauto, la patronal de concesionarios. La receta es clara: “La cosa va a ser muy difícil de levantar si no se ponen en marcha planes de estímulo que den seguridad y confianza a los clientes”, añade su homóloga en Anfac, Noemi Navas.
En España, el sector tiene clara donde está la cara y donde está la cruz. El País Vasco es la Comunidad Autónoma preferida por un plan de achatarramiento que hizo crecer el mercado de particulares –aunque las ventas globales cayeron el 2,9% en el primer cuatrimestre–. En cambio, Baleares es el foco de las críticas por su intención de prohibir la entrada de vehículos diésel en 2025 y de gasolina para 2035. En el archipiélago, las matriculaciones descendieron el 16,72% hasta abril.
Las fábricantes, también peligran
Y es que según la industria, sin un mercado fuerte España puede tener los días contados como el segundo productor de coches del Viejo Continente. Al estar los centros de decisión fuera del país, de percibir hostilidades podrían virar su política de adjudicaciones hacia terceros países; un golpe para los 100.000 empleos directos y los 200.000 indirectos que genera.
«Es necesario un pacto de Estado sobre el automóvil», pide De los Mozos. Y el acuerdo está verde: «en el mejor de los casos el sector se mantendrá en 2019 después de un mal 2018», añade.
Y como para casi todo, hace falta dinero. Reino Unido y Francia tienen planes que rondan los 1.000 millones de euros para impulsar los automóviles alternativos. «España sólo ha dedicado 74,5 millones a estos planes en cinco años», compara la patronal.
El principal fabricante español tampoco se queda callado. El presidente de Seat, Luca de Meo, pide a las administraciones que les acompañen en el camino de la movilidad; y las locales no es que saquen muy buena nota. Mientras la firma invierte el 10% de sus ingresos en investigación y desarrollo, España sólo destina el 1,2%; muy lejos del 3% de otros países europeos, como Suiza y Suecia.
«Lo que hoy hace fuerte al mercado automovilístico español puede ser que en 10 años ya no sirva», zanja.