El 90% de las viviendas para alquilar en A Coruña y Vigo cuestan 500 euros al mes o más

El alquiler se encareció en un año un 5,8% en Galicia y la previsión es que continúe subiendo en el segundo semestre

Cartel de un piso en alquiler. Foto: Efe

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Los precios del alquiler continúan su escalada. El arrendamiento se encarece en toda Galicia, un 5,8% de media en la comparativa con junio del año pasado. Y también sube en las dos principales ciudades de la comunidad, A Coruña y Vigo, que concentran la mayor parte de la demanda junto a Santiago. Ambas urbes comparten dos hitos: nunca hubo tan pocas viviendas en el circuito de comercialización del alquiler, 600 en cada una; y jamás tuvieron un precio tan elevado.

Según los datos recopilados por la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), el precio medio del alquiler en A Coruña se sitúa en los 8,6 euros el metro cuadrado, cuando en el mes de marzo estaba en los 8 euros; en Vigo ha pasado en los últimos tres meses de 9 euros a 9,1 euros el metro cuadrado, manteniéndose como la ciudad con el precio medio más elevado.

La patronal indica que de las 1.200 viviendas que suman las dos ciudades en el circuito del alquiler, el 90% cuesta 500 euros al mes o más. Es decir, solo un 10% de la oferta que hay actualmente en el mercado ofrece la posibilidad de arrendar por menos de 500 euros. La rentabilidad del alquiler tradicional, según Fegein, se sitúa en el 5,8% en Vigo y en el 5,4% en A Coruña.

La estimación de la patronal es que el encarecimiento continuará a lo largo de este año, alcanzando un 6,6% en el conjunto de Galicia durante el segundo semestre en la comparativa interanual.

La inseguridad jurídica y el alquiler vacacional, factores clave

Hay varios factores que están tensionando los precios en aquellas zonas de Galicia donde hay una demanda de cierta intensidad, básicamente las ciudades y sus áreas de influencia, además de alguna localidad costera, pues en la mayoría de municipios de interior la actividad del sector es muy reducida. El más relevante es la derivación de viviendas del alquiler tradicional al arrendamiento turístico, de elevada rentabilidad, pero también la falta de construcción para alquiler social o la escasez de incentivos y bonificaciones fiscales.

Benito Iglesias, presidente de Fegein, añade a esto la inseguridad jurídica y la «desconfianza absoluta» que despierta en los propietarios la nueva ley de vivienda. «La prohibición transitoria de repercusión del IPC en la renovación de contratos de alquiler, una ley de vivienda intervencionista y la posible penalización a las viviendas vacías o la limitación de precios hacen que el pequeño propietario busque una alternativa distinta al alquiler tradicional de su vivienda», dice el empresario. Y la alternativa obvia es la vivienda vacacional, especialmente con la recuperación de visitantes tras el Covid.

«Es un segmento que no se contempla en la Ley de Vivienda y que está sujeto a la Ley de Arrendamientos dentro de una categoría distinta al no utilizarse para satisfacer las necesidades permanentes del arrendatario, sino para cubrir las necesidad de movilidad de estudiantes o trabajadores, y además en Galicia existe un registro desde 2017», apunta Iglesias para enfatizar la fiabilidad que ofrece este formato frente al alquiler tradicional.

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