El nombramiento de José Domínguez Abascal como secretario de Estado de Energía ha recordado su gestión en Abengoa. Presidió la multinacional sevillana de energía renovable en pleno preconcurso de acreedores y salió solo seis meses después con el descontento de los acreedores y de FelipeBenjumea, el hombre al que reveló en el cargo.
Aunque estuvo presente en la compañía desde 2008, su mandato fue breve. Asumió el cargo el 25 de noviembre de 2016 y lo abandonó el 1 de marzo del siguiente año.
Tomó el control de la compañía de manos de Felipe Benjumea, hombre al que fue cercano, del que heredó su equipo y por el que se vio obligado a sentarse en la Audiencia Nacional por la polémica indemnización que recibió en su cese.
Domínguez Abascal salió de Abengoa a falta de un mes de que venciera el plazo legal para acogerse al concurso de acreedores
La dirección económica, a la postre, generó muchas críticas. La compañía estaba a las puertas del concurso de acreedores y el plan de viabilidad que presentó a los acreedores no gustó a nadie.
Incumplió en las fechas de entrega y lo hizo sin estudio financiero y sin concretar qué activos iba vender –presentó un plan industrial y no una solución a su abultada deuda de 9.000 millones de euros–, lo que disgustó a la banca acredora.
Su salida, además, llegó a menos de un mes de que venciera el plazo legal para acogerse a concurso de acreedores, lo que casi llevó a la compañía a protagonizar mayor quiebra empresarial de la historia del país. Poco después de cesar como presidente, presentó su renuncia como consejero «por motivos personales».
Ruptura con Benjumea
La gestión de Domínguez Abascal terminó deteriorando incluso la relación con Felipe Benjumea. Sus posturas fueron alejándose conforme avanzaba la negociación entre la empresa y sus acreedores durante el mes de febrero.
¿Por qué? Según relatan medios regionales, Domínguez Abascal se fue escorando en favor de las directrices de los acreedores en lugar de las de Inversión Corporativa (IC), la sociedad familiar participada mayoritariamente por los Benjumea y con la que controlan Abengoa.
La ruptura definitiva llegó el el 26 de febrero, cuando dimitió como vicepresidente de IC, cargo al que le aupó el propio Benjumea el 28 de julio de 2015. Semanas antes la empresa lanzó una fallida ampliación de capital de 650 millones que fue la que llevó a preconcurso en noviembre.
Finalmente, y ya con la salida formalizada, se conocieron los resultados anuales de Abengoa de 2015: pérdidas históricas de 1.213 millones. Unos números rojos que redujeron el patrimonio neto atribuible a IC hasta los 62,2millones (desde 1.445 millones en 2014).