Diez años sin Rosalía Mera, la primera dama de Inditex
El legado de la primera esposa de Amancio Ortega, que falleció en agosto de 2013 a los 69 años de edad, se agiganta de la mano del propio grupo textil y de su hija Sandra, que es su segunda máxima accionista
Inditex se escribe con nombre de mujer. Empezando por nada menos que por el 75% de su plantilla, que es femenina. Y siguiendo por su actual presidenta, Marta Ortega, hija del fundador del gigante, o su madre, Flora Pérez Marcote, una de las personas más influyentes en Arteixo. En la historia del grupo también tienen un lugar reservado otras mujeres, como Primitiva Renedo, la cuñada de Amancio Ortega, o Rosalía Mera Goyenechea. En agosto se cumplen diez años de la repentina muerte de la primera esposa de Ortega, a los 69 años. Con ella sí que empezó todo.
Rosalía Mera, fallecida 2013 en plenas vacaciones, dio las primeras puntadas a ese proyecto que hoy es Inditex. Puso corazón y vida al alcance del que es, de largo, el hombre más rico de España. Pero mucho antes de su fallecimiento ya hacía tiempo que Rosalía Mera Goyenechea (A Coruña, 1944) se dedicaba a hilvanar grandes proyectos sociales e inversiones no sin cierto riesgo. Y lo hacía con la tenacidad de quien había ganado grandes batallas, tanto personales como empresariales, y la aparente frescura del primer día. Pero siempre con una máxima: pasar lo más desapercibida posible.
Una separación y un precipicio
Y es que la hoja de servicios de la que fue en su momento la mujer más adinerada de España con el permiso de Esther Koplowitz, y que se convirtió en vida en una de las primeras 350 fortunas del mundo según cálculos de la revista Forbes, ocupaba poco más de un folio. Empresaria y diplomada en Magisterio. Sí, Rosalía Mera tenía currículo oficial. Breve, como si pasara de puntillas por la vida, el escrito semejaba un intento de armar de mimbres biográficos esa cesta de discreción que tan bien supo llevar durante años. En su caso, muy al contrario que en el de su ex marido, historia y leyenda sí lograron al fin ponerse de acuerdo.
El relato corresponde a Julián Rodríguez en Señores de Galicia (La Esfera de los Libros, 2008), que detalla que, como una sima, la cartografía vital de la que fue segunda máxima accionista de la multinacional textil que se desprende de ese currículo oficial dibuja un precipicio allá por abril de 1986, poco después de su separación de Ortega. Como si nada hubiera sucedido hasta esa fecha. El antes y el después. Porque ese es el año de su salida efectiva del día a día de Inditex y todo lo que le rodeaba, aunque no fue hasta junio de 2004 cuando dejó el consejo de administración. También fue el año de la creación de la Fundación Paideia, hoy en día Paideia Galiza, su eje vital desde entonces y brazo activo de sus inversiones en todo lo relacionado con el mundo de la discapacidad. Un guiño al menor de sus dos hijos, Marcos. Pasión y vida. Otra vez.
Del compromiso a las inversiones
Desde entonces, y tras la salida a Bolsa de la compañía textil, Rosalía Mera multiplicó sus dedicaciones al mismo ritmo que sus inversiones en los proyectos más dispares. Un viaje para el que nunca cambió de bártulos: el compromiso, tanto social con los más desfavorecidos, como innovador, con los más arriesgados. Desde espacios para la producción de jóvenes creadores hasta sociedades biotecnológicas, de patentes de cultivos y de identificación y custodia de neonatos en los hospitales, hasta productoras de cine.
Si alguien se implicó con la catástrofe del Prestige, que asoló las costas gallegas allá por noviembre de 2002 y que a la postre se convertiría en el principio del fin del fraguismo en Galicia, esa fue Rosalía Mera. Como señala Julián Rodríguez en Señores de Galicia, nadie en A Coruña olvida las banderas del colectivo Nunca Máis colgadas de las galerías que dan a la céntrica Plaza de María Pita, desde la sede de la Fundación Paideia, cuando en los días de mayor furia social se repetían las manifestaciones contra las visitas tardías de ministros del Gobierno Aznar.
Rosalía en las distancias cortas
Asidua a los taxis, quienes se sentaban con ella en una mesa para negociar cualquier asunto, por pequeño que fuera, aseguraban que todo cuanto emprendía debía llevar el sello de la rentabilidad y los plazos. Cierto idealismo envolvía las formas, con pizcas de aparente inconformismo y hasta episodios de incontinencia verbal, pero a la hora de optar por algo, matizaban, no descuidaba en absoluto la opinión de sus asesores.
Apenas ninguna decisión que tomaba Rosalía pasaba por alto el punto de vista de Sandra, psicóloga de profesión y hasta la muerte de su madre vicepresidenta del patronato de la fundación. La hija mayor de Rosalía Mera compartía inversiones con ella, desvelos por los tres nietos que le ha dado y, por supuesto, mucho, mucho dinero. Hoy Sandra sigue siendo segunda accionista de Inditex, con algo más del 5% del capital, y con el grupo Rosp Corunna, fundado por su madre, maneja un patrimonio de más de 5.500 millones de euros. Es el legado de la primera dama de Inditex.