Desahucios, ventas y acuerdos de gestión: así saneó Sandra Ortega un negocio inmobiliario de 500 millones
Crestline, la operadora americana de Barceló, asume la gestión del Waldorf Towers, hotel antes explotado por Room Mate, con lo que Rosp Corunna culmina la reordenación de su negocio en Estados Unidos, del que derivaban gran parte de sus números rojos
Sandra Ortega, la hija de Amancio Ortega y Rosalía Mera, finaliza la reordenación de su negocio más ruinoso. No es Room Mate, inversión que Rosp Corunna, su patrimonial, abandonó el año pasado, al incurrir su histórica participada en un concurso de acreedores que la dejó en manos del fondo americano Angelo Gordon. Históricamente, al margen de la hotelera de Kike Sarasola –epicentro de sus desencuentros judiciales con su ex número dos, José Leyte— su gran agujero negro radicaba en su sociedad hotelera en Estados Unidos, Ferrado Properties. La sociedad que aglutina sus activos inmobiliarios en el país americano cerró el ejercicio 2020 con unas pérdidas de casi 130 millones de euros, lo que determinó los números rojos de su filial dedicada al ladrillo, Ferrado Inmuebles. En menos de tres años, la empresaria y su equipo han logrado dar un vuelco a la situación.
No obstante, este mes, Sandra Ortega, a través de su family office, ha culminado la reordenación de su negocio hasta ahora más ruinoso. Al margen de un rescate financiero por encima de los 500 millones de euros que se fraguó el pasado año, acaba de firmar contratos de gestión con Barceló y Palladium para la gestión de los establecimientos en Estados Unidos anteriormente en manos de Room Mate y de Standard, cadena con la que históricamente trabajó en el país americano Rosalía Mera.
De Barceló a Palladium
La página web de Crestline, la filial americana de Barceló, permite ya reservar habitaciones para el Waldorf Towers, establecimiento anteriormente alquilado a Room Mate. El pasado año, antes de caer en suspensión de pagos, Rosp inició el proceso de desahucio contra los de Sarasola, a pesar de ser socios, financiadores y arrendadores, tanto de este hotel como de otro en Nueva York. Ambos activos se alquilaban, según las cuentas del holding de la segunda fortuna de España, por más de cuatro millones de euros anuales.
Crestline, filial americana de Rosp Corunna, asumió la gestión de este establecimiento así como el antiguo hotel que Sandra Ortega tenía alquilado a la famosa hotelera Standard en Los Ángeles, y que cerró con la pandemia. De momento, no ha trascendido información sobre la alianza alcanzada, es decir, si se trata de un contrato de alquiler o un acuerdo de gestión. Barceló también explota en la actualidad otro hotel de la hija de Amancio Ortega en Barcelona, anteriormente en manos de Room Mate, así como El Prado, establecimiento ubicado en Palo Alto, cerca de Silicon Valley.
Recientemente, y tal y como adelantó Economía Digital Galicia, Palladium, el grupo ibicenco en manos de la familia Matutes, se ha hecho con la explotación del antiguo hotel de Room Mate en Nueva York, que ha pasado a llamarse 45 Time Square Hotel.
No han sido los únicos movimientos que la patrimonial de Ortega Mera ha acometido en territorio americano en los últimos dos años. Al margen de los procesos de desahucio iniciados y de los acuerdos de gestión, también ha habido ventas.
Ventas en los últimos dos años
A principios del año pasado, la heredera de Rosalía Mera se deshizo de uno de los hoteles ligados a la cadena Standard, el Spa, localizada en Miami. Según medios americanos especializados el turismo, la operación se cerró en 55 millones de euros, siendo el comprador el empresario fundador de Starwood, el neoyorkino Barry Sternlicht.
Anteriormente, la prensa estadounidense también se hizo eco del cierre de otro establecimiento de la cadena Standard, en este caso ubicado en West Hollywood. El hotel estaba explotado por la cadena Standard pero, a la vez, este estaba alquilado por la cadena Rittersbacher a Rosp Corunna.
Con el inicio de la explotación de los hoteles de Miami y Nueva York por parte de Barceló y de Palladium, Sandra Ortega, a través de Rosp Corunna, da por finalizada, al menos de momento, la crisis de sus establecimientos americanos. Una reordenación que, además, también ha implicado una inyección económica.
Rescate inmobiliario
En 2021, a consecuencia de la crisis pandémica que obligó a la clausura de los hoteles, Ferrado Inmuebles, división inmobiliaria de Rosp Corunna, de cuyo paraguas cuelga la sociedad que aglutina los activos americanos de Ortega Mera, cerró el ejercicio en situación de quiebra técnica. No obstante, la patrimonial de la primera hija de Amancio Ortega indicó que la sociedad dominante activaría un rescate.
El rescate de Ferrado se instrumentalizó a través de una ampliación de capital de 15 millones que se ejecutó en diciembre de 2021. Rosp Corunna, matriz del grupo de Sandra Ortega, aprovechó la operación para inyectar 503,9 millones mediante la prima de asunción de las nuevas acciones. Utilizó para ello un préstamo que tenía vigente desde años atrás con Ferrado por valor de 281,8 millones (280 millones de crédito y 1,8 millones de intereses) y lo elevó hasta los 503,9 millones, para luego capitalizar la totalidad en la suscripción de las nuevas acciones. Dicho de otra manera, la heredera de Rosalía Mera perdonó un crédito de 281,8 millones que debía la división inmobiliaria a la matriz del grupo y le transfirió 222 millones más para reestablecer el equilibrio patrimonial y capitalizar la empresa.
Posteriormente, en diciembre de 2022, Ferrado acometió una nueva ampliación de capital, en este caso, de cinco millones, según consta en el Registro Mercantil. A la espera de que, previsiblemente, este verano, Rosp Corunna haga públicos los resultados del ejercicio pasado, la filial inmobiliaria, Ferrado, volvió al negro. En el ejercicio 2021, arrojó un beneficio neto de 54,2 millones. Así finaliza, al menos de momento, la reordenación del negocio, hasta la pandemia, más ruinosos de Sandra Ortega.