De las autopistas a las ITV, el negocio de los fondos de inversión en Galicia va a más

Con Apollo a un paso de hacerse con las inspecciones técnicas de vehículos de Galicia, el peso de los grandes fondos se incrementa, desde los dueños de Itínere a Iberconsa, Cupa y las grandes concesionarias municipales

Puente de Rande, en Vigo

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La gran empresa gallega tiene marcado carácter familiar, de Inditex, a Corporación Hijos de Rivera, Coren o Megasa. No obstante, en los últimos años, el poder de los grandes fondos de inversión extranjeros va a más. Este viernes se produjo el enésimo ejemplo. El fondo estadounidense Apollo ha lanzado una oferta pública de adquisición de acciones (opa) sobre Applus, la compañía de origen catalán que en su día se hizo con el negocio gallego de las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) en manos del histórico empresario Amador de Castro (Figrupo) y los herederos de Epifanio Campo (Cerámicas Campo).

La compañía de Joan Amigó, que nació del proceso de diversificación de Aguas de Barcelona (Agbar), también está controlada en la actualidad, a su vez, por los grandes fondos de inversión que, además, están movimiento sus posiciones al calor de la opa. Por ejemplo, según la documentación disponible en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), a principios de junio, Morgan Stanley, elevó su partición en el capital de la cotizada, entre acciones e instrumentos financieros, hasta un 6,120%. En diciembre del año pasado llegó a tener un 9%.

También poseen participaciones significativas DWS Investments, con un 4,9%, Fidelity, con un 2,18% o Millenium Group, que desembarcó precisamente el pasado mayo, cuando afloró una participación de algo más de un 1%.

El caso de Itínere

No obstante, las ITV de Galicia no son el único negocio en manos de fondos de inversión. Sin ir más lejos, la AP-9, su principal arteria de comunicación, también está, en última instancia, en manos del mayor fondo de pensiones de los Países Bajos, APG, que el pasado año se hizo con el control absoluto de la dominante de Audasa, Itínere, responsable también de la gestión de todas las autopistas gallegas de peaje incluyendo A Coruña-Carballo, Santiago-Alto de Santo Domingo y Puxeiros-Val Miñor.

El pasado año, APG adquirió parte de las acciones de la estadounidense Corsair, en histórico litigio con Globalvía por hacer con el control de la compañía.

De Norges a BlackRock

Los fondos también están presentes en el capital de las grandes cotizadas gallegas, aunque sea de una forma minoritaria. Destaca por ejemplo el caso de Norges Bank, el fondo de las pensiones de Noruega, que cerró el ejercicio 2022 con presencia en 72 cotizadas. A finales de diciembre presentaba una participación de un 1,24% en Inditex, frente al 1,03% que declaró en 2021 y el 1% del ejercicio de la pandemia.

También hace ya años que mantiene posiciones en Pharma Mar, la biofarmacéutica de José María Fernández de Sousa: de una participación de un 1,29% en 2021 pasó a un 1,43%.

Unos paquetes accionariales, por ejemplo, similares a los del gigante BlackRock, con un 1,46% en Inditex y un 1,42% en Pharma Mar. Este último también es el mayor accionista de otra compañía con un peso decisorio en Galicia, la estadounidense Alcoa, dueña del complejo de aluminio de San Cibrao. En el reparto accionarial, le sigue de cerca el fondo Vanguard.

De Iberconsa a Cupa

Si se habla del poder de los fondos en Galicia también hay que destacar a la americana Platinum Equity, que adquirió Iberconsa, la principal competidora de Pescanova al fondo Portobello antes de la pandemia, en una operación que se valoró en unos 500 millones.

En Galicia, también están en manos de fondos compañías que históricamente desarrollan concesiones municipales, como Cespa, Ferrovial Servicios o Urbaser, esta última, que nació en el seno de la ACS de Florentino Pérez pasó a manos en 2016 de China Tianying para, en 2021, ser comprada por Platinum.

Otro ejemplo está en el líder gallego de la pizarra. Fundada hace 55 años por cinco empresarios, Cupa lleva los últimos siete controlada por fondos de inversión. Carlyle entró en 2016 y dejó un balance positivo. La compañía duplicó las ventas bajo la batuta del fondo estadounidense, alcanzando los 400 millones de ingresos. El pasado año cambió de manos, con la compra por parte del fondo canadiense Brookfield.

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