De edificios inteligentes a escuelas infantiles: ¿Quiénes son los arquitectos de Amancio Ortega?

El próximo 17 de marzo, Inditex inaugurará el nuevo edificio levantado en su cuartel general en Arteixo (A Coruña). Definido por la multinacional de Amancio Ortega como un inmueble “ecoeficiente y tecnológicamente avanzado”, albergará los estudio de Zara.com y el departamento central de diseño de Zara Hombre. Rodeado de un “ecosistema natural ajardinado”, forma parte de una serie de obras acometidas en el corazón del gigante textil por valor de más de 130 millones de euros. Características a un lado, el edificio es una suerte de metáfora de la nueva filosofía de la compañía, que pasa por fusionar el online y la venta física. “Representa el mejor ejemplo visual de la estrategia de la compañía, por la inversión que conlleva en tecnología de enfoque integrado entre tienda y online”, indicó Pablo Isla, el presidente de la cotizada.

Ha sido diseñado por los arquitectos catalanes Batlle i Roig, un estudio que, mediáticamente, no es tan conocido dentro del universo Inditex como el de Elsa Urquijo, considerada la arquitecta de referencia de la familia de Amancio Ortega, pero que ya lleva años de idilio con el grupo textil.

Los arquitectos de ‘las sedes’ de Inditex

De hecho, antes de acometer los trabajos relacionados con el nuevo edificio, y según se destaca en su propia página web, el estudio de Enric Batlle y Joan Roig, ya desarrolló otros proyectos constructivos y de interiorismo que representan el giro de Inditex hacia la ecoeficiencia.

La sede central de Stradivarius en Cerdanyola del Vallés, el centro de operaciones corporativo de Pull&Bear en Narón (A Coruña) y la de Massimo Dutti en Tordera figuran en su portfolio.

La de Batlle i Roig no ha sido, ni mucho menos, una colaboración puntual. De hecho, hace ya años que trabajan en las distintas fases de ampliación de la sede central del grupo en Arteixo. “La ampliación comenzó en 2015 con los edificios del auditorio, el comedor corporativo y la sede de IT, que culminó en 2018. Actualmente, estamos en proceso de construcción de la nueva sede de Zara.com”, manifestaban el pasado diciembre.

Desde hace años, el giro verde de Inditex se nota también en sus construcciones. Comentan desde la compañía que uno de los aspectos que más destaca del nuevo edificio “es el empeño en todo lo relacionado con la sostenibilidad”. “El edificio ha sido diseñado en función de conceptos bioclimáticos, ha sido construido con materiales respetuosos con el medioambiente y dispone de instalaciones de alta eficiencia”, indican. “Cumple así con los exigentes requisitos del US Green Building Council (USGBC), la referencia en estándares medioambientales para edificaciones sostenibles, y aspira a su máxima certificación, LEED Platino”, añaden desde el grupo textil.

La apuesta verde de Inditex

La cubierta del edificio cuenta con 554 paneles fotovoltaicos que, junto con los 2.826 paneles instalados en el parking exterior, consiguen autoabastecer la mitad del consumo eléctrico del inmueble de 67.000 metros cuadrados. Aseguran, además, que el consumo energético total del edificio procede de fuentes renovables. Su estructura, con un depósito subterráneo de 270 metros cúbicos, permite también reaprovechar el agua de lluvia para usos no potables.

En las sucesivas ampliaciones de la sede de Arteixo, la introducción de espacios verdes es una constante. Tanto, que el año pasado se inició la construcción de un bosque de unos 20.000 metros cuadrados. La cartera de Batlle i Roig muestra también su especialización en arquitectura del paisaje con actuaciones como la restauración del vertedero del Garraf, en Barcelona, o el parque atlántico de la Vaguada de las Llamas, en Santander.

La arquitecta de la familia Ortega

Pero, además de esta colaboración sostenida en el tiempo, si en el imperio Inditex hay alguien que durante años ha sido considerada una de sus arquitectas de referencia, esa es Elsa Urquijo. Arquitecta coruñesa, es la autora de muchas de las tiendas más emblemáticas de Zara, como la inaugurada en Nueva York en el 2012. Responsable también de proyectos personales de la familia Ortega, Urquijo está muy vinculada a Flora Pérez Marcote, esposa de Ortega y vicepresidenta de la fundación desde la que la fortuna Forbes pilota su obra social. Tanto es así, que la arquitecta se encargó de supervisar los escenarios de la boda de Marta Ortega y Carlos Torreta.

Al margen de su trabajo en Inditex, desde hace años las grandes donaciones constructivas de la Fundación Amancio Ortega llevan su firma. La misma semana en la que Inditex daba a conocer su nuevo edificio ecosostenible, Urquijo acompañaba a Flora Pérez a Vigo, al acto de entrega de llaves al ayuntamiento del mediático alcalde Abel Caballero de una escuela infantil situada en Bembrive.

Fuentes cercanas a la fundación explican a este medio que si bien la entidad sin ánimo de lucro –que se nutre de las inyecciones de Pontegadea, el holding de Ortega– trabaja con más estudios de arquitectura, el diseño de sus construcciones acostumbra a ser, en muchas ocasiones, de Urquijo. Quizá su proyecto más emblemático hasta la fecha sea la nueva sede de la institución social Padre Rubinos, en A Coruña, que se inauguró en 2014 con una inversión de 36,5 millones de euros. En 2019 se le encargó el diseño del anteproyecto de siete grandes residencias de mayores que la fundación del empresario coruñés sufragará para la Xunta de Alberto Núñez Feijóo en las principales ciudades gallegas. Además de la escuela infantil de Vigo presentada esta semana, también ha colaborado en las otras ocho anteriores, construidas todas en Galicia.

Urquijo, que hace gala de la misma discreción que caracteriza al clan Ortega, tiene un pequeño pero saneado imperio. Las últimas cuentas en el Registro Mercantil de Elsa Urquijo Arquitectos indican que la sociedad cerró el ejercicio 2019 con unos activos de 2,4 millones de euros y una facturación de 1,3 millones. El beneficio, en la línea ascendente de los últimos años, fue de 84.000 euros. La otra pata de su negocio se sostiene con la sociedad Elan Cour, como la anterior, domiciliada en A Coruña y con su actividad principal centrada en “el comercio menor de objetos de decoración”, según los datos aportados ante el Registro. Con unos activos, en este caso, de 2,8 millones, su facturación de incrementó desde los 1,8 a los 2,3 millones de euros. El año anterior al estallido de la pandemia ganó 250.000 euros.