De Cupa a Iberconsa: los poderes de los fondos de inversión en Galicia

Los fondos internacionales se hacen fuertes en el tejido industrial gallego, controlando empresas como R, Cupa, Xeal o Iberconsa, a lo que suman su importante presencia en el sector inmobiliario o las infraestructuras

Presidente Cupa Group

Javier Fernández, consejero delegado de Cupa, la pizarrera que compró el fondo estadounidense Carlyle

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La venta de la pizarrera gallega Cupa se ha convertido en la mayor operación realizada por un fondo internacional para tomar el control de una empresa gallega. Los alrededor de 900 millones que abonará Brookfield por el grupo que dirige Javier Fernández, una parte mediante la asunción de deuda, superan los 550 millones que pagó Platinum en 2019 para hacerse con Iberconsa. Curiosamente, ambas adquisiciones tuvieron como coprotagonista a otro fondo de inversión ejerciendo de vendedor: Portobello en el caso de la distribuidora de pescados y mariscos congelados; y Carlyle en el del gigante pizarrero.

Las transacciones, con apenas tres años de diferencia y por un elevado importe, consolidan la creciente presencia de fondos de inversión en la economía gallega y en el dañado tejido industrial de la comunidad. Desde hace ya unos años, no se limitan a inversiones financieras en cotizadas como Inditex, al sector inmobiliario o a las concesiones, sino que han cobrado protagonismo en sectores productivos clave. Y tampoco se trata simplemente de una inversión de oportunidad en empresas en crisis. El propio caso de Cupa es ejemplar si se tiene en cuenta la plusvalía obtenida por Carlyle, que se hizo con la pizarrera cuando arrastraba problemas para afrontar su deuda por unos 200 millones –además de asumir el pasivo–.

También encajaría en estos parámetros el periplo de R hasta acabar en manos de MásMóvil, operadora controlada por KKR, Cinven y Providence que se hizo con la cablera gallega al triunfar la opa sobre Euskaltel, valorada en unos 2.000 millones.

Tan relevantes operaciones, a las que habría que sumar Faurecia o Ferroatlántica, entre otras, parecen entrar en contradicción con las tradicionales dificultades de Galicia para atraer inversión extranjera, pues no parecen tales cuando se trata de vender empresas. Se producen además en un momento de auténtica efervescencia de proyectos ante el desembarco de fondos europeos de reconstrucción para sobreponerse al golpe del Covid y descarbonizar la economía.   

Ferroatlántica, Alcoa y las empresas en crisis

Y pese a todo, las empresas en crisis han estado también en el punto de mira de los fondos. Casi siempre lo están. Dos operaciones recientes fueron la venta de Ferroatlántica al fondo TPG por parte del grupo de Villar Mir. No se trataba, eso sí, de que el complejo industrial de Cee y Dumbría tuviese problemas. Más bien era el propietario, Ferroglobe, quien necesitaba con urgencia liquidez para limpiar deuda y reforzar su posición ante la banca para una nueva refinanciación.

El plan para reflotar la compañía, fruto de la unión entre Ferroatlántica y la estadounidense Globe Speciality Metals, pasaba por obtener liquidez con la venta de las centrales hidroeléctricas asociadas a la fábrica de ferroaleaciones. La imposibilidad de segregar la rama industrial de la hidroeléctrica, por resolución de Augas de Galicia, frustró el desembarco de Brookfield, ahora comprador de Cupa, pero Villar Mir acabó vendiendo en 2019 el pack completo, planta y centrales, al fondo TPG por 170 millones.

Imagen de archivo de protestas en Alu Ibérica
Imagen de archivo de protestas en Alu Ibérica, que engloba a las fábricas de A Coruña y Avilés

Más conocidos son los casos de Alcoa, con una venta al fondo suizo Parter de las factorías de Avilés y A Coruña que acabó de la peor manera; y del astillero Barreras, que Oaktree, fondo propiedad de Brookfield, llevó a concurso para traspasarla al mejor postor. En el caso de Parter, la maniobra del fondo para revender las plantas a Grupo Industrial Riesgo tendrá imprevisibles consecuencias. Ya tiene sobre la mesa una demanda de Alcoa por incumplir el contrato de venta y afronta un proceso judicial por el presunto desfalco de los fondos de las fábricas en el que se investigan, entre otras cuestiones, su acuerdo con Riesgo para el traspaso de las instalaciones.

El animoso Portobello

Uno de los fondos más activos en los últimos años en Galicia ha sido Portobello Capital, el inversor que vendió Iberconsa a Platinum Equity en la que, en su momento, fue la mayor operación suscrita por un fondo en Galicia. Además de la compañía viguesa, Portobello compró en 2017 Sidecu, el grupo de los gimnasios Supera, por los que pagó entre 150 y 200 millones.

Desde su sede en Madrid también controla Trison, proveedor de Inditex y especialista en el llamado “marketing sensorial”, basado en el empleo de nuevas tecnologías para hacer más atractivos los puntos de venta.

Proveedores de Inditex que impulsan la economía local
Establecimiento de Zara con la intervención de Trison

Sector inmobiliario

El ladrillo es otro de los habituales focos de atracción para los fondos, que han desembarcado en el negocio inmobiliario gallego en medio de la limpieza de activos tóxicos por parte de la banca. Los informes de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) sitúan a Blackstone –heredero del ladrillo tóxico de Popular y Pastor—Cerberus, Lone Star y Apollo como los más activos en Galicia. Entre todos sumarían unas 3.500 viviendas.

Blackstone ha vendido recientemente el centro comercial Abella de Lugo a Family Cash a través de la sociedad conjunta que conforma con el Santander en Aliseda, la antigua inmobiliaria del Popular. En el área de grandes superficies los fondos también tienen un peso específico, al igual que las socimi.

De los fondos de inversión a los fondos de pensiones

Otro cambio relevante para Galicia es el que se produjo en la propiedad de Itínere, la concesionaria de autopistas que ostenta la gestión de la AP-9, así como de la AG-55, entre A Coruña y Carballo; y la AG-57, entre Puxeiros y Baiona, que son de titularidad de la Xunta. El pasado diciembre, Globalvía anunció que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid dejara sin efecto el acuerdo entre Sacyr y Corsair por el 15,5% del grupo, lo que le permitirá tener el control mayoritario de Itínere, alcanzando el 55% del capital.

De esta manera, Globalvía pasará a controlar todas las autopistas gallegas, pues también tiene la concesión de la Autopista Central Galega, que une Santiago con Ourense. Detrás de Globalvía están tres fondos de pensiones: el canadiense OP Trust; el holandés PGGM; y el británico USS. Desde 2016 son los propietarios del 100% del capital.

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