De Alcoa a Alu Ibérica: dos fábricas y ocho años de promesas rotas
La antigua planta de Alcoa en A Coruña vivió cuatro elecciones generales y dos ventas desde que José Manuel Soria prometiera rebajar el coste eléctrico
Los trabajadores de las antiguas plantas de Alcoa en A Coruña y Avilés tienen fotos con políticos de todos los colores: Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, Pablo Casado, Alberto Núñez Feijóo, Ana Pontón, José Manuel Soria, Reyes Maroto… Llevan al menos ocho años coleccionando encuentros y promesas sobre la viabilidad de las factorías, que acaban de ser vendidas por segunda vez en apenas nueve meses.
Más de 600 trabajadores acumulan casi una década de movilizaciones en las calles para demandar un marco energético estable y competitivo, que ahora está a la espera de la aprobación del estatuto del consumidor electrointensivo, una promesa de Pedro Sánchez que iba a llevarse a término en 2019.
Desde este jueves, la plantilla tiene otra carta de buenas intenciones sobre la mesa. Llega firmada por Grupo Industrial Riesgo, los nuevos propietarios, que garantizan un plan de 250 millones en inversiones en cinco años. Eso sí, siempre y cuando el Gobierno garantice precios eléctricos “estables, competitivos y predecibles”.
José Manuel Soria en su etapa como ministro de Industria en una visita a la factoría de Alcoa en Lugo / EFE
JOSÉ MANUEL SORIA. El exministro de Industria, que dimitió tras su aparición en los llamados papeles de Panamá, prometió en 2012 a los entonces trabajadores de Alcoa en A Coruña que la multinacional no se iría de España por el precio de la energía. Allí estaban el ahora delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, y el entonces conselleiro de Economía, Javier Guerra. Acababa de desparecer la tarifa de grandes consumidores (G4) cuando la industria ya advertía que aquel precio eléctrico subvencionado no le bastaba para ser competitiva. Soria prometió una solución. Alcoa amenazaba con cierres.
MARIANO RAJOY. Durante el Gobierno de Mariano Rajoy, con Soria a los mandos de Industria, no hubo una solución, sino una inyección anual de fondos a las empresas mediante las subastas de interrumpibilidad, una prima millonaria por desconectarse de la red en picos de demanda para asegurar la estabilidad del sistema. Cuando a Alberto Núñez Feijóo le preguntan por qué carga contra el Gobierno de Sánchez y no pidió a Rajoy que garantizara un marco energético estable, responde que con el expresidente gallego siempre se llegó a una solución para la continuidad de las electrointensivas. El problema es que las subastas no producían certidumbre alguna. Alcoa no hacía inversiones porque no sabía cuánto le costaría la energía al año siguiente y los trabajadores seguían en la calle sin saber qué pasaría en la siguiente subasta.
Pedro Sánchez, junto al expresidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, con los trabajadores de Alcoa / foto del comité de empresa de la fábrica de A Coruña
PEDRO SÁNCHEZ. Cuando Pedro Sánchez era candidato a liderar el PSOE y aspiraba a imponerse al aparato del partido que lo rechazaba, también pasó por A Coruña y se fotografió con los trabajadores de Alcoa garantizando soluciones si conseguía lo que entonces parecía lejano, alcanzar la presidencia del Gobierno. Pablo Iglesias, Yolanda Díaz y la confluencia gallega de En Marea eran constantes en su apoyo a las reivindicaciones de los trabajadores. En Alcoa pasaban dos cosas importantes: la multinacional estaba reduciendo capacidad de producción; puso en marcha una segregación que separó la división de aluminio primario de la que generaba componentes de alto valor añadido para la automoción y la aeronáutica; y el mercado europeo se complicaba por momentos debido a la entrada de producto asiático a bajo precio, lo que ponía en peligro las plantas de A Coruña y Avilés, en números rojos, frente a la rentable planta de Lugo, especialmente lucrativa en alúmina gracias al suministro de gas de Naturgy a través del gasoducto da Mariña.
REYES MAROTO, TERESA RIBERA Y EL ESTATUTO. En octubre de 2018 y tras un fallido intento de vender las factorías, Alcoa anuncia el cierre de A Coruña y Avilés por problemas “estructurales” de las fábricas. La multinacional desvinculó su decisión del precio energético. Entre la presión de los trabajadores y la mediación del Gobierno, accedió a diseñar un proceso de venta que finalizó en julio de 2019 y que llevaba aparejado el compromiso de Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, y Reyes Maroto, ministra de Industria, de poner en marcha el Estatuto del Consumidor Electrointensivo, un nuevo régimen tarifario para abaratar el coste eléctrico de los grandes consumidores y darles estabilidad. Habían pasado siete años desde el compromiso de José Manuel Soria.
Pablo Iglesias y Yolanda Díaz apoyaron una protesta de los trabajadores de Alcoa junto a la fábrica de A Coruña
LLEGA PARTER. El fondo suizo Parter se hizo con las plantas y las rebautizó como Alu Ibérica. Su compromiso era una inversión a largo plazo y la puesta en marcha de un plan industrial. A los dos meses de cerrar la operación, sembrada de millonarias ayudas ofrecidas por Alcoa, negociaba con Grupo Industrial Riesgo la venta de las factorías. Se produjo en medio de la pandemia por el coronavirus y con el estatuto electrointensivo sin aprobar. Parter se mantiene como accionista minoritario pero entrega la gestión de las factorías. Los trabajadores piden al Gobierno que aclaren si es legal la transacción, toda vez que el fondo suizo se comprometió en el contrato de compra a desarrollar un plan industrial y a preservar dos años la actividad, el empleo y las condiciones de la plantilla. Mientras, la última planta de aluminio primario de España, la de Alcoa en Lugo, entró en pérdidas debido al coste de la electricidad y la caída drástica en la remuneración de las subastas de interrumpidiblidad.
Ana Pontón, portavoz nacional del BNG, en una comparecencia en apoyo de los trabajadores de Alcoa junto a la vicepresidenta de la Diputación de A Coruña, Goretti Sanmartín
MÁS PROMESAS TRAS LA VENTA. Este jueves, Grupo Industrial Riesgo, propietario del 74,5% de las plantas y nuevo gestor, aseguraba en un comunicado que mantendrá los puestos de empleo, que invertirá 20 millones en las fábricas de inmediato y que prevé una inversión de 250 millones en los próximos 5 años para desarrollar su plan industrial. Los trabajadores tienen más promesas sobre la mesa. Una vez más condicionadas a los precios de la energía. “Los altos costes eléctricos minan la competitividad de las instalaciones y ese sigue siendo un gran escollo, por lo que el nuevo gestor hace una llamada al Gobierno para que el Estatuto de los Electrointesivos salga adelante y solucionando esta desventaja competitiva de nuestra industria”, dice Grupo Industrial Riesgo.
Alberto Núñez Feijóo y el conselleiro de Economía, Francisco Conde, en una reunión de trabajo con el comité de Alcoa