De 30 millones a cero: así se esfumó la fortuna de Arantxa Sánchez Vicario
Arantxa Sánchez Vicario ingresó 30 millones de dólares en su carrera como tenista. Ahora parece estar al borde de la ruina
Arantxa Sánchez Vicario ha pasado de una fortuna de unos 30 millones de dólares (unos 24 millones de euros al cambio actual) a la ruina en apenas 15 años. Desde que la tenista acumulase la mayor cantidad de premios y contratos publicitarios logrados por cualquier atleta española hasta su ruina han pasado los años de matrimonio con Josep Santacana, un hombre con un sombrío pasado empresarial y a quien Arantxa acusa ahora de arruinarla.
Sánchez Vicario ganó unos 17 millones de dólares brutos en premios (unos 13,6 millones de euros al cambio actual), además de los contratos publicitarios y patrocinios que, según su entorno íntimo, supusieron la misma cantidad que la obtenida en premios directos.
Fuentes familiares calculan que Arantxa ganó unos 30 millones de dólares brutos. Desde que se retiró profesionalmente del tenis hasta su segunda boda en 2008 con Josep Santacana, Sánchez Vicario había confiado la gestión de su patrimonio en su padre, Emilio, quien movía el dinero de su hija con total libertad y decidía las inversiones con sus gestores y asesores.
Pero desde su segundo matrimonio en 2008 con Josep Santacana, ex ayudante de un subastero, Arantxa dejó de confiar en su padre y comenzó a delegar los asuntos económicos en su marido, que había sido condenado por estafa y que tenía una larga lista de deudas impagadas a particulares, empresas y bancos, entre ellos el Sabadell y la Caixa.
Los padres de Arantxa gastaron casi 100 mil euros para investigar el pasado del novio de su hija. Y no le gustó nada de lo que encontraron. Entonces, la familia Sánchez Vicario propuso a Santacana firmar un contrato prematrimonial (capitulaciones) para que renunciara a la fortuna y demostrara, así, que se casaba por amor. El novio rechazó la oferta.
17 millones en inmuebles
En el momento del matrimonio, en pleno estallido de la burbuja inmobiliaria, Sánchez Vicario tenía casas y pisos de lujo en España y Andorra valorados en 17 millones de euros.
Contaba con un piso en la avenida Diagonal de Barcelona, un piso de vacaciones en S’Agaró (Girona), un chalet de lujo en Formentera, aparcamientos en Sant Just (Barcelona) y un chalet en Esplugues de Llobregat y otro en Andorra. La tenista también contaba con sociedades en Uruguay y cuentas y fondos de inversión en Andorra, Suiza y Luxemburgo. Ahora, la mayor parte de ese patrimonio (con muchos inmuebles vendidos) está en manos de Santacana.
Su fortuna comenzó a mermar con motivo de una inversión en la estafa piramidal de Bernard Madoff y por la crisis inmobiliaria de la época. Pero la pérdida mayor llegaría de la mano de su marido.
Si el ritmo de vida de Sánchez Vicario siempre fue holgado, lleno de comodidades, con su segundo matrimonio, las vacaciones de lujo, los yates y las escapadas eran al normalidad para la nueva pareja. Entonces, sobrevino la primera crisis de Arantxa Sánchez Vicario con sus padres y sus hermanos, especialmente con Javier, a quien también acusó de haberla robado. En los primeros años de su matrimonio, la tenista estaba convencida de que su familia la había timado y de que su esposo, nuevo gestor de su fortuna, había llegado para ayudarla.
Sánchez Vicario incurrió en una deuda con el banco de Luxemburgo que ahora reclama 7,5 millones a la tenista en un juicio que podría terminar en cárcel. Mientras tanto, su marido fue transfiriendo los inmuebles de Arantxa a empresas controladas por él o su entorno. Hasta el piso en la avenida Diagonal donde vive la madre de Arantxa terminó en las manos de Santacana, según explican desde su entorno.
“Se ha llevado hasta mis trofeos”, declaró la mejor tenista española de todos los tiempos a la revista Hola. Su marido ahora vive con otra mujer más joven y sigue disfrutando de las rentas patrimoniales de la mejor tenista de todos los tiempos, que vuelve a denunciar que está al borde de la ruina.