Cruzada de la pesca gallega para alejar de la costa los parques eólicos flotantes
Las cofradías rechazan recibir compensaciones y piden alejar de la costa los parques eólicos marinos que se proyectan en aguas de la comunidad para minimizar el impacto sobre sus caladeros
Lluvia de alegaciones de las cofradías gallegas contra el reguero de proyectos para la instalación de parques eólicos marinos frente a las costas de la comunidad. «Estamos compitiendo por las mismas aguas», lamenta Javier Sánchez, patrón mayor de la cofradía de pescadores San Cibrao.
El representante del sector se muestra dispuesto a «convivir» con este tipo de instalaciones siempre y cuando se ubiquen a más distancia de la costa para no afectar a sus caladeros. De lo contrario, Sánchez advierte del impacto que podrían acarrear especialmente sobre la flota de volanta, palangre y las artes menores en general.
Es por ello que desde el sector pesquero gallego muestran su oposición a que estos parques salgan adelante a las distancias de costa a las que están actualmente planteados.
Las prioridades de la flota
A su juicio, las promotoras de los parques eólicos marinos en Galicia los están proyectando a escasos kilómetros de la costa gallega (en la mayoría de los casos a menos de 20) para elevar su rentabilidad. «Cuando más alejados se encuentren, mayor será el gasto con los anclajes al fondo marino y mayor será también el coste de los cables submarinos para la línea de evacuación hasta la subestación eléctrica».
Además, desde la flota descartan la posibilidad de recibir unas compensaciones como a las que aludía la propia Iberdrola ante el Ministerio para la Transición Ecológica en el proyecto de los parques eólicos flotantes San Brandán y San Cibrao. «Queremos que se nos deje seguir trabajando», subraya Javier Sánchez, que, además, aboga por que estos parques eólicos marinos no reciban ningún tipo de subvención de la Unión Europea.
La versión de la patronal eólica
La flota gallega expresa, de esta manera, su rechazo por la ubicación de unos parques eólicos marinos que, por el contrario, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) considera beneficiosos para la propia pesca.
«Aunque la pesca en sí está prohibida en las zonas donde se sitúan los aerogeneradores marinos, estos crean ecosistemas que atraen a una gran variedad de peces a la región que fomentan la pesca en sus alrededores», resume la AEE en el Libro Blanco de la Industria Eólica Marina en España.
El documento, elaborado por Deloitte, denomina a este factor como «efecto reserva» y añade, además, que se
ha descubierto cómo algunas especies, como puede ser el bacalao (…) prefieren los arrecifes artificiales a los
naturales«. «Es por ello que, según el documento, los ejemplares de esta especie «han empezado a
migrar a regiones con parques eólicos marinos».
«Somos la última carta de la baraja»
Ante este choque de posturas y a la espera de que el Gobierno publique los Planes de Ordenación del Espacio Marítimo (POEM) que definan las áreas para la explotación de esta energía, la flota gallega pide que se dé una vuelta de tuerca a la ubicación de estos proyectos.
De lo contrario, alertan, esta medida sería el enésimo golpe para un sector ya de por sí lastrado por las estrecheces del sistema de cuotas. «Somos la última carta de la baraja», lamenta Javier Sánchez. El patrón mayor de la cofradía de pescadores de San Cibrao censura que una hipotética irrupción de la eólica marina en caladeros de la flota gallega obligará a aumentar las compras de pescado a otros países que, en su mayoría, cuentan con unos estándares sanitarios más permisivos.
«SI algo nos han demostrado las últimas crisis es precisamente lo importante que es no depender de terceros para productos básicos» recalca Javier Sánchez, en alusión a episodios como la escalada de la luz por la guerra entre Rusia y Ucrania o la carrera por las importaciones de material sanitario durante el confinamiento por la pandemia.