Condena a Mercadona por despedir a una trabajadora de baja
La sentencia, que desvela la CIG, resuelve que Mercadona discriminó a la trabajadora por una discapacidad que le impide levantar peso
El Juzgado de lo Social número 3 de A Coruña ha condenado a Mercadona a readmitir e indemnizar a una trabajadora a la que despidió cuando se encontraba de baja laboral. La sentencia considera que la compañía que preside Juan Roig discriminó a la empleada por una discapacidad que le impide levantar pesos que superen los cinco kilos. Obliga a la cadena de supermercados a reincorporarla en un puesto que respete sus limitaciones físicas, a abonarle los salarios dejados de percibir y a indemnizarla por haberla discriminado debido a su discapacidad.
El fallo del tribunal lo desveló el sindicato CIG, que lamentó que en lugar de cambiar de sección a la empleada, que trabajaba en el área de frutería, Mercadona decidiera despedirla. “En esta empresa si te pones enfermo pasas a estar en una lista negra. Hasta la encargada hizo charlas ante el personal para hablar mal de ella e incluso llegó a decir que se alegraba de que la despidieran, algo que reconoció durante el juicio”, relató el responsable de comercio de CIG-Servizos, Roberto Pérez, en una rueda de prensa a la que acudió la afectada, Lucía Piedrafita; y la delegada sindical de CIG en Mercadona, María López.
Roberto Pérez, responsable de comercio de CIG-Servizos; la delegada sindical de CIG en Mercadona, María López; y la trabajadora Lucía Piedrafita / CIG
Los “detectives privados” de Mercadona
Los problemas para la trabajadora se iniciaron cuando la cambiaron a la sección de frutería, pues pasados unos días empezó a tener problemas de espalda que derivaron en una lumbalgia diagnosticada por el Sergas. La empleada había alertado de que padece una escoliosis idiopática por lo que le producía dolor el esfuerzo físico de su puesto, demandando que la reincorporaran a su antiguo departamento. Mercadona hizo caso omiso.
Tras la baja, según relata el sindicato, “se activó una práctica habitual en Mercadona con el personal de baja, un seguimiento intensivo de la trabajadora por parte del servicio médico de la empresa, con constantes entrevistas y preguntas sobre su evolución”.
El control sobre la trabajadora va más allá, pues, explica Roberto Pérez, “Mercadona contrató los servicios de un detective privado para que la siguiera en su día a día. Además, le retiró el complemento de incapacidad temporal por sobrepasar los tiempos medios de curación de una lumbalgia ordinaria hasta, finalmente, comunicarle por burofax la rescisión de su contrato”.
La vida privada de la trabajadora llega al juicio
Además de obligar a la readmisión de la trabajadora tras el recurso judicial, la jueza reprochó a la defensa de Mercadona que pretendiera justificar el despido por la vida privada de la empleada, alegando actividades como “comprar una prenda de ropa o hacer la compra diaria”. La trabajadora, de hecho, tuvo que demostrar con tickets de compra que se trataba de mercancías de escaso peso.