Casa Macán, de mal en peor tras romper con Mercadona

La compañía dejó de ser proveedora de Mercadona en 2014 y desde entonces ha perdido un pleito millonario, entrado en concurso y sufrido una alerta sanitaria

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Segundo tropiezo de Casa Macán en este arranque de año. Apenas un mes después de perder su litigio millonario contra Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) -le reclamaba casi siete millones de euros-, los focos han vuelto a posarse sobre la compañía después de que la Consellería de Sanidade emitiese una alerta sanitaria y ordenase la paralización de la actividad de la factoría de la firma láctea en Taboada por «graves incumplimientos en las condiciones estructurales de limpieza y mantenimiento».

La compañía lucense prolonga su agonía desde que en 2014 rompiese su vinculación comercial con Mercadona. Casa Macán fue uno de los proveedores gallegos que disparó su cifra de negocio al calor de los pedidos de la cadena valenciana, para la que trabajaba desde año 2007 y con la que estrechó unos lazos hasta tal punto de que llegó a ser prácticamente su única fuente de pedidos.

A vueltas con Central Lechera Asturiana

La pérdida de su contrato con Mercadona asestó un golpe a Casa Macán, que encontró en Capsa (dueña de Central Lechera Asturiana y la gallega Larsa) el sustituto de la cadena capitaneada por Juan Roig. A finales de 2015 Central Lechera Asturiana acudió a Casa Macán para poner en marcha un proyecto de elaboración de nuevos productos y acoger la producción que se realizaba en aquellos momentos en la planta de Pontevedra.

Sin embargo, el contrato se acabó rompiendo pese a las inversiones en ampliación de instalaciones y maquinaria, que, según Casa Macán, se habían realizado para atender a su nuevo cliente estrella. De hecho, la láctea lucense llevó a Capsa a los tribunales y la acusó de haber provocado su entrada en concurso voluntario de acreedores en 2017. Casa Macán reclamó una compensación de 6,7 millones de euros a Capsa en los tribunales, que, por el contrario, desestimaron la demanda presentada por la firma dirigida por Eladio Rigueira y obligaron a Capsa a abonar solo 27.000 euros correspondientes a unas entregas de productos lácteos pendientes de liquidar.

¿Luz al final del túnel?

Con un ojo puesto en la decisión de los tribunales y con otro en la búsqueda de nuevos pedidos, la compañía, que llegó a facturar más de seis millones de euros hace una década, logró dejar el concurso de acreedores el pasado verano. Pero lejos de retomar la normalidad, a Casa Macán le ha tocado digerir en apenas unas semanas el varapalo judicial contra Capsa y la alerta sanitaria que su propio director general asegura que provoca un «daño terrible e incalculable».

 «No hay ningún riesgo alimentario», recalcó Eladio Rigueira en declaraciones a Europa Press, en las que reduce la problemática a un problema «de etiquetado». Rigueira ha asegurado que «no hay ningún producto contaminado» y que la decisión de paralizar la fábrica este lunes se produjo tras la inspección de la semana pasada en la que se detectó «varios lotes fueron sin contraetiqueta de los productos de la denominación de origen». De hecho, sostiene que la propia empresa avisó de lo que considera un «error humano» a la agencia de calidad alimentaria. Además, avanza que podrá recuperar la producción de forma «inmediata» en los próximos días. También agradece la reacción «completamente distinta» de su «principal cliente» ante esta situación.

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