Carrera por el negocio hidroeléctrico en Galicia: así son los grupos que desafían a Iberdrola
La madrileña Capital Energy y la andaluza Magtel proyectan grandes centrales hidráulicas reversibles en Galicia, un negocio liderado en la comunidad por los de Sánchez Galán
En tiempos de descarbonización, Galicia atrae el interés de inversores que posan la mirada, más allá de en los megavatios eólicos, en su potencial hidroeléctrico. En la comunidad, el trono del negocio del agua lo ostenta desde hace años Iberdrola, el gigante de Ignacio Sánchez Galán (en el Parlamento autonómico, los grupos de la oposición suelen atizar al presidente, Alberto Núñez Feijóo, por su buena relación con el ejecutivo). A cierre del año 2020, y según los datos del Instituto Enerxético de Galicia (Inega), entre grandes y pequeñas centrales, la comunidad sumaba casi 3.800 megavatios hidráulicos, de los 1.929 estarían en manos de la cotizada.
No obstante, y aunque a una gran distancia y más allá de gigantes como Naturgy o Endesa, al grupo de origen vasco le crecen los competidores. Basta mirar los últimos proyectos cuya evaluación ambiental está en exposición pública en el portal del Ministerio de Transición Ecológica de Teresa Ribera. La madrileña Capital Energy, en manos de Jesús Martín Bueza (exyerno de Florentino Pérez), y Magtel, compañía cordobesa de los López Magdaleno, tienen la intención de promover dos inmensas centrales hidroeléctricas reversibles en territorio gallego. La primera, en A Coruña, proyectada sobre las ruinas de Meirama, histórica térmica que Naturgy cerró en 2020 tras 40 años de operaciones. La segunda, en Ourense, en el ayuntamiento de A Veiga, se aprovecharía del agua de los embalses de Prada y de Santa Eulalia (por cierto, explotados en la actualidad por Endesa y por la propia Iberdrola).
De salir adelante –algo que no está asegurado pues ambos proyectos están en una tramitación inicial– ambos sumarían una potencia de más de 526 megavatios, además de inversiones millonarias. Según los datos remitidos a Transición Ecológica, el proyecto Meirama, de Capital Energy, que pretende unir el lago de As Encrobas con una nueva balsa que se ubicaría en el ayuntamiento de Cerceda, podría llegar a los 380 millones y encadenar obras durante unos cinco años. El de Magtel, de 160 megawatios proyectados, presenta un presupuesto estimado de 160 millones y un periodo de ejecución de tres años.
Pero, ¿cuáles son los números de las compañías que pretenden desembarcar en la comunidad gallega?
Capital Energy
Capital Energy crece rápidamente. Nacida hace 20 años, en un principio se dedicó a la promoción de energía eólica y fotovoltaica. No obstante, tras el lanzamiento de su comercializadora, asegura, “ha culminado el objetivo estratégico de estar presente a lo largo de toda la cadena de valor de la generación renovable”. Con más de 35 GW en cartera en estos momentos en la península ibérica, asegura que 8,6 ya disponen de permisos concedidos de acceso a red. En la actualidad suma más de 390 empleados distribuidos en 15 oficinas en España y Portugal. El objetivo, explica, “es llevar al consumidor final energía 100% renovable que ya está produciendo en sus propias instalaciones”.
Pero, ¿cuáles son sus números? Las cuentas consolidadas de Capital Energy Holding Company contabilizaban el año de la pandemia unos activos de 223,8 millones de euros y un patrimonio neto de 43,8 millones. Con un beneficio de explotación de 6 millones de euros, el resultado neto del ejercicio cayó de los 20,3 millones de 2019 hasta los 7,4 millones. En su balance consolidado registraba una deuda a largo plazo de 123 millones de euros (116,8 millones con entidades de crédito) y de cerca de 12 millones a corto.
La plantilla creció un 87% en la pandemia
Explican los administradores de la compañía en sus cuentas que “la reducción de los ingresos derivados de las operaciones de venta de activos, unida al incremento de los costes de explotación motivado por el fuerte crecimiento de las actividades de desarrollo de parques y el incremento de los costes de personal dado el crecimiento en la plantilla, explican la caída de los resultados con respecto al ejercicio anterior”.
Los ingresos cayeron un 59% debido principalmente “a la finalización de los servicios que el grupo prestaba a terceros en relación con determinados acuerdos de desarrollos de proyectos”. El pasado año, además, los gastos de personal aumentaron un 87%, hasta los 7,5 millones, en base al aumento de empleados en doce meses: pasaron de 142 a 279 en 2020.
La compañía, que estudiaría su salida a bolsa tras aplazarla a principio de año, crece a ritmo vertiginoso (algo que la obliga a buscar mayor financiación). En el inicio de 2021 fue una de las indiscutibles ganadoras de la subasta llevada a cabo por Transición Ecológica, ya que se llevó 620 megavatios de los 3.000 en liza (presentó para esto avales por importe de 37,3 millones de euros). En octubre, volvió a imponerse en la segunda subasta de renovables del Gobierno al haber resultado adjudicataria de cerca de 1.550 MW. Lo cierto es que la expansión de la compañía va unida a un cambio de tendencia. “Históricamente, el grupo ha desarrollado la actividad de promoción y desarrollo de proyectos de energías renovables, financiando su crecimiento reciclando capital a partir de la venta ocasional de algunos proyectos en situación Ready to Build”, explica en su memoria. “En la actualidad, el grupo se encuentra en fase de promoción, desarrollo y construcción de sus proyectos de energía renovable y ha iniciado la actividad de comercialización de energía eléctrica”, resume.
Acelerado o no, el crecimiento de los madrileños tiene a Galicia en su hoja de ruta, ya que, al margen del proyecto hidroeléctrico desvelado esta semana, tramita en la comunidad cerca de 40 parques eólicos.
Magtel
A través de la sociedad Santa Eulalia Energía, la cordobesa Magtel también desea desembarcar en Galicia con una megacentral de bombeo en Ourense. Nacido en 1990 en Córdoba, se trata de un grupo empresarial liderado por la familia López Magdaleno que opera en distintos ámbitos, desde la energía a las infraestructuras, las telecomunicaciones o la minería.
Según los datos corporativos colgados en su web, el año de la pandemia aumentaron su facturación global, al pasar de 102 millones de euros a 116,3 millones. También creció su ebitda (resultado antes de tasas, impuestos, amortizaciones y depreciaciones) de 15,4 a 15,7 millones de euros.
En su memoria relativa al ejercicio 2020 destaca la importancia de las centrales hidroeléctricas de bombeo reversible, como la que pretende poner en marcha en Galicia. “Proporciona flexibilidad al sistema energético y es clave para conseguir la neutralidad climática”, apunta la compañía, que ya ha recibido críticas por parte de colectivos ecologistas en Galicia, que aseguran que las obras que entramaría la conexión entre los embalses que surtirían de energía a su central amenazarían los espacios naturales del Macizo Central y A Limia.
Fuera de Galicia, la firma también ha tenido relevancia informativa en los últimos tiempos, aunque por otra cuestión bien distinta. Este noviembre, el Juzgado de Instrucción número 3 de Sevilla dictó un auto de apertura de juicio oral a 16 acusados por presuntas irregularidades en la concesión de la explotación de la mina de Aznalcóllar, en Sevilla, al grupo México-Minorbis, participado por Magtel. Juzgados por delitos de tráfico de influencias, malversación y prevaricación, entre los procesados se encuentra el expresidente de la SEPI y exsecretario general de la Consejería de Innovación e Industria, Vicente Fernández, además de los directivos de Magtel Mario e Isidro López Magdaleno.