Las obras del viaducto derrumbado costaron casi el doble por kilómetro que las de la AP-9
FCC y ACS percibieron 11,9 millones por cada kilómetro construido en el acceso de la A-6 a Galicia por Pedrafita, frente al coste de 6,5 millones por kilómetro de la Autopista del Atlántico
La tarea de unir A Coruña con Madrid en 5 horas por vía de alta capacidad se completó con la licitación de 53,5 kilómetros de obras repartidos en cinco contratos para conectar Villafranca del Bierzo y O Cereixal (Lugo). El proceso puesto en marcha por el Gobierno de José María Aznar a poco de llegar al poder suponía un reto de ingeniería para que la Autovía del Noroeste superara el puerto de Pedrafita, y un proyecto costoso por la propia dificultad orográfica.
Los 542 millones de inversión, sobrecostes aparte, equivalen a más de 10 millones por kilómetro, una media que superaron con holgura los tramos más complejos. Uno de ellos fue el de Castro Lamas – Naceda, donde este mes se derrumbaron dos secciones del viaducto de O Castro, cortocircuitando una vía que fue celebrada como el fin del tradicional aislamiento de Galicia con la meseta. Licitado en diciembre de 1996 y puesto en servicio en julio de 2001, los 8 kilómetros de obras fueron adjudicadas por 91,6 millones a una UTE formada por OCP Construcciones, con Florentino Pérez al frente, y FCC, que fue la responsable del viaducto caído. Cada kilómetros costó 11,3 millones.
La Autovía del Noroeste frente a la Autopista del Atlántico
Si se compara con la AP-9, la principal autopista de Galicia que une Ferrol con Tui, el desarrollo de sus 219 kilómetros requirió una inversión de 1.428 millones, una media de 6,5 millones por kilómetro, según las cifras de la concesionaria Audasa. El dato hay que ponerlo en perspectiva, pues la autopista se comenzó a construir en los años setenta y se terminó en 2003, con la ampliación hasta Ferrol. Este último tramo de 9 kilómetros y construido en fechas similares a las obras de la A-6 en Pedrafita, costó más de 117 millones, es decir, 12,9 millones por kilómetro. Lo construyó Dragados, otra empresa integrada en ACS.
Los trabajos de FCC y OCP Construcciones fueron menos costosos que la última parte de la AP-9, pero mucho más caras que la media de la autopista. En los 53,5 kilómetros que licitó José María Aznar fueron necesarios 41 viaductos y siete túneles, mientras que en la Autopista del Atlántico se construyeron 65 viaductos y seis túneles en una longitud cuatro veces mayor.
El tramo más caro
No fue el tramo del polémico viaducto, sin embargo, el más costoso de la entrada de la A-6 en Galicia, sino el de Agüeira-Cereixal, la parte final de la conexión. Las obras, adjudicadas a Ferrovial y Acciona, necesitaron de una inversión de 105,1 millones para 7,2 kilómetros, lo que implica una importe de 14,5 millones por kilómetro.
En este tramo se construyeron cinco nuevos viaductos: A Porteliña, Narón, Aira, Becerreá y Saá. También los túneles gemelos de O Cereixal, de 800 metros de longitud, para atravesar la sierra de San Pedro y conectar con la A-6 gallega que ya estaba en servicio. La dificultad del terreno elevó el coste por encima del anterior tramo Castro Lamas-Noceda y también superó al acceso norte de Ferrol de la AP-9 por Fene, Neda y Narón, que entró en servicio dos años después, en 2003.
Premio para Sacyr y Villar Mir
El resto de tramos de la entrada de la A-6 en Galicia fueron más económicos. Necso (Acciona), ACS y Tecsa construyeron 16,7 kilómetros entre Villafranca del Bierzo y Ambasmestas por 88,7 millones; Sacyr, OHL y Ginés Navarro se encargaron del tramo Ambasmestas-Castro Lamas: 8,5 kilómetros por 71,7 millones. Finalmente, el tramo Noceda-Agüeira se lo adjudicaron Dragados y Ferrovial por 101,3 millones para construir 12,9 kilómetros de autovía.