Bimba y Lola, Adolfo Domínguez, H&M… El textil despide en Galicia después del ERTE
A los recortes dentro de las propias cadenas, el más relevante el de Adolfo Domínguez, se suman los despidos en proveedores como Caamaño o Cándido Hermida
El impacto de la crisis económica provocada por el coronavirus se ha mitigado parcialmente por los ERTEs, un mecanismo que se adapta como un guante a un parón brusco en la actividad para luego retomar progresivamente los niveles previos de producción. Sin embargo, la verdadera consistencia de este recurso se medirá cuando desparezca la red de seguridad y las empresas echen cuentas de los daños para saber cuánto personal pueden reincorporar y como de rápida es la recuperación.
Uno de los sectores que más está sufriendo es el textil. El último barómetro de la patronal Acotex cifraba la caída de ventas en el primer trimestre de 2021 en un 44,3%. Aunque la recuperación existe, pues en el mes de marzo las ventas aumentaron un 116% en comparación con el primer mes de la pandemia (marzo de 2020), los datos todavía están muy lejos de los ejercicios previos al Covid-19.
En este escenario, las multinacionales han puesto en marcha reducciones de plantilla a pesar de haberse acogido a los ERTE en los primeros compases de la crisis sanitaria. En algunos casos, el impacto del coronavirus se sumó a las dificultades que arrastraban durante los últimos años. En este perfil encaja Adolfo Domínguez, que prevé una reducción del 30% de su plantilla en el ERE que negocia con los sindicatos, lo que conllevará la destrucción de unos 300 empleos. La compañía ourensana lleva una década en números rojos con excepción del ejercicio de 2015, cuando los ingresos extraordinarios de la venta de un inmueble en Barcelona le permitieron cerrar con ganancias.
Antes que la empresa que dirige Adriana Domínguez echaron manos de los despidos sus primas, María y Uxía Domínguez, quienes capitanean Bimba y Lola. La textil con sede en Mos prescindió de una quincena de empleados en sus oficinas debido a la pérdida de carga de trabajo en la organización de viajes al exterior como consecuencia de la pandemia. Bimba y Lola también echó mano del ERTE ante el cierre masivo de tiendas por el coronavirus, que cogió a la empresa tras un intenso proceso de internacionalización que lo llevó a convertirse en el tercer mayor grupo textil de Galicia.
El ERE de H&M también tendrá impacto en la comunidad. La cadena sueca prevé 1.100 despidos, el cierre de una treintena de tiendas y cambios en las condiciones laborales. Según la CIG, los recortes afectarán a seis de los ocho establecimientos gallegos, con cierres en la Rúa do Paseo de Ourense, en la rúa Príncipe de Vigo y en Ferrol y cambios de las condiciones laborales en Lugo, en la tienda coruñesa de Marineda City en la viguesa de Gran Vía.
Despidos en los proveedores de Inditex
Las réplicas del terremoto en las grandes cadenas de moda se perciben de manera menos visible en sus proveedores y en el empleo temporal. Inditex sirve como paradigma. La plantilla de la multinacional de Amancio Ortega se redujo en 32.500 personas entre el 31 de enero de 2020 y la misma fecha de 2021. El gigante textil, que no recurrió al ERTE, tampoco despidió a 32.500 trabajadores. Simplemente dejó de contratar la gran bolsa de empleo temporal que suele necesitar para picos fuertes de ventas.
Quienes sí recurrieron al ERTE fueron dos de sus proveedores: Grupo Caamaño y Cándido Hermida, de nuevo instaladas en la conflictividad laboral por los despidos que están ejecutando. En el caso de Caamaño, rebautizada como Kimak tras la toma de control por el grupo vasco Kider, son 26 las salidas, mientras que Cándido Hermida echó a 23 empleados.
1.300 empleos pendientes de los EREs
Más de un millar de puestos de trabajo en Galicia están pendientes de un puñado de EREs. Basta con sumar los trabajadores afectados por los que ha puesto sobre la mesa la banca –Santander (370 trabajadores), BBVA (111 trabajadores) y Caixabank (90 trabajadores) –, el de Alcoa en San Cibrao, que continúa su recorrido judicial sin que se llegue a una solución para vender la planta (524 trabajadores); y el de Adolfo Domínguez, que afectaría a unos 300 empleados.