Baker & Mckenzie enseña a las empresas gallegas a detectar fraudes
La reforma del Código Penal hace más responsables a las compañías de las prácticas de sus trabajadores
Los delitos de fraude en empresas están a la orden del día. Sin embargo, son pocas las compañías que saben cómo responder ante un caso de estas características. Por este motivo, la Escuela de Finanzas, en colaboración con el prestigioso despacho internacional Baker & McKenzie, ha centrado la primera jornada del foro Círculo de Capital Humano en explicar a las empresas el modo en el que deben proceder.
Los abogados Lois Rodríguez y José Prieto, del departamento de derecho laboral de la multinacional, inciden en la necesidad de que, cuando se detecte un fraude, la empresa aborde con «cierta cautela y una planificación adecuada» el problema, de tal manera que no afecte a un posterior proceso penal o a un procedimiento laboral vinculado con el trabajador.
Prevenir cuenta más
En este sentido, Prieto recuerda que, tras la reforma del Código Penal, «las compañías son más responsables de lo que pueden hacer sus trabajadores, incluso existiendo responsabilidad jurídica de la propia compañía como entidad jurídica». Sin embargo, unos adecuados protocolos de actuación e investigación «pueden ser claves para que estas cosas no pasen, incluso para que se pueda exonerar a la empresa de cualquier responsabilidad». «Antes sólo te valía el hecho de cómo reaccionabas ante una situación así, ahora también te cuenta cómo estés preparado para que no ocurra una cosa», resume.
Por su parte, Lois Rodríguez reconoce que en España vamos «a rebufo» de lo que ya sucede en Estados Unidos. «Allí son conscientes de que si un comercial de una firma farmacéutica americana intenta sobornar a alguien de la Consellería de Sanidade, no sólo tiene repercusión aquí, sino también en EEUU».
Vigilancia y control
Las empresas deben implementar estos procedimientos, aunque la realidad, apuntan, es que no todas lo hacen al mismo ritmo. Las grandes firmas y las que han sufrido el fraude en su piel son las más concienciadas.
Respecto a la incidencia, no constatan un aumento. Más bien, como explican «la existencia del fraude es permanente, sólo que ahora hay más persecución». También salen más casos a la luz porque las empresas están preocupadas por controlar «hasta el último céntimo». «Ese control y esa auditoría regular es la que ha hecho aflorar situaciones que llevaban ahí años y años», comentan.
«La creatividad del fraude es muy amplia y la persecución muy compleja», afirman los letrados. A la hora de combatirlo, el derecho a la intimidad o al secreto de las comunicaciones se convierten en obstáculos que hay que saber sortear. «La línea entre lo personal y lo laboral, con las tecnologías, es cada vez más fina», matiza Prieto, «de ahí la importancia de que se sepa actuar con precisión».