Australia saca a los destructores de Navantia de su lista negra
El Ministerio de Defensa australiano bendice el programa para la entrega de tres destructores Hobart, empantanado desde 2014 por los sobrecostes
Navantia continúa con el viento a favor en Australia, que el pasado noviembre recibió el destructor HMAS Hobart para la Marina Real con el diseño los astilleros públicos españoles. Este programa, denominado Air Warfare Destroyer, incluye la construcción y entrega de otros dos buques, uno previsto para julio de este año y otro para diciembre de 2019. Sin embargo, desde 2014, el proyecto estaba en revisión.
Tras una estudio de expertos independientes y de la Oficina Nacional de Auditoría de Australia, se incluyó en una lista de proyectos “conflictivos”, debido al riesgo de incurrir en importantes sobrecostes e incumplir los plazos.
Fue necesario reformar el programa y en esa tarea Navantia jugó el papel principal. Esta semana, el Ministerio de Defensa emitía un comunicado en el que anunciaba la retirada del proyecto Air Warfare Destroyer de la lista negra y consideraba satisfactorios los cambios operados.
Es un espaldarazo moral para la compañía pública, que se ha convertido en el principal diseñador de buques de superficie para la marina australiana, fundamentalmente lanchas y buques anfibios. El éxito del programa permite a Navantia posicionarse para otro de los contratos de gran volumen a los que opta en tierras australianas, las nueve fragatas del porgrama SEA 5000.
Los destructores, a los que España aporta además del diseño una parte importante de los sistemas y equipamientos, se construyen en el astillero ASC en Adelaida del Sur. Están basados en la clase F-100 Alvaro de Bazán de la Armada Española.
Una parte del plan estratégico que está diseñando Navantia se fundamenta en su consolidación en Australia, con quien inició relaciones en 2007 con la construcción del buque anfibio Camberra y que constituye la apuesta de internacionalización y de transferencia tecnológica de una compañía que atravesó el desierto durante la crisis económica, sin contratos y con un agujero económico que todavía no ha conseguido cerrar.