Portomuiños introduce las algas en los platos… y en la cultura
Portomuiños ha sido la empresa que ha cambiado la forma de ver las algas y que ahora trata de extender su conocimiento y crear una cultura en torno a ellas
En estos 20 años de historia, la firma de conservas Portomuiños ha conseguido que hablar de algas para comer y no como un residuo o un recurso para abonar las leiras ya no suene raro. Su próximo objetivo es crear una cultura en torno a este producto del mar, del que el consumidor apenas tiene información, no sólo de lo que es, sino también de con qué alimentos se puede combinar mejor.
Antonio Muiños es, junto con su mujer Rosa Mirás, el alma de este proyecto, aunque reconoce que la empresa no sería nada sin el trabajo del todo su equipo, formado por gente muy implicada en la materia. Los inicios no fueron fáciles. “Contábamos con mucha información de las algas, pero no de lo que pasaba cuando las recogías». «Nos vimos obligados a aprender observando, con mucho respeto y cariño, pero también con el apoyo científico de la Universidad de A Coruña (UDC)”.
El objetivo último de todo el proceso es saber identificar y hacer una recogida sostenible de las algas. Así se lo han transmitido, por ejemplo, a los trabajadores de las cofradías, que han aprendido que “si las cuidas bien, al año siguiente vuelven a aparecer”. De esta manera, las algas se convierten para ellos en un recurso más con el que pueden dar descanso a otra actividad.
Del dicho al hecho
Sin embargo, mientras en Italia preparan bases de pizzas con algas o platos fermentados en Alemania, en España no entiende como no están todavía presentes con normalidad en una tortilla o en una empanada. El problema radica, según él, en que “todavía no sabemos qué hacer con el alga”. “El consumidor está educado ya en el nivel de que es saludable, pero falta que la vea como una verdura más y que la sepa manejar, saber qué alga coge para preparar un plato determinado”.
Para facilitar esta transición, Portomuiños ha vuelto a poner a funcionar su parte creativa después de cuatro años en los que ha estado pagando las consecuencias de un “traslado complejo” a sus nuevas instalaciones. Tenían 20 líneas de paradas que ahora han reactivado para innovar con productos y ampliar las cerca de 200 referencias que tiene en el marcado.
“De aquí a final de año habrá tres o cuatro líneas que acabarán saliendo, y no solo serán divertidas y atractivas, sino también ricas y saludables”, anuncia Muiños. “Nuestra innovación consiste en hacer que esos productos gusten. Nos interesa que la gente disfrute las algas. Ese es nuestro reto”.
Cultivos en tierra
Portomuiños, cuya facturación se sitúa por encima de los 5,3 millones de euros, maneja unas 300 toneladas de algas al año. No obstante, en algunos casos la recolección es compleja. Esta circunstancia les ha llevado a probar el cultivo de algas en tierra. Llevan cuatro años ensayando con especies y dentro de tres esperan poder hablar de una acuicultura de algas.
“Nos queda mucho por hacer, pero hemos aprendido a pasos agigantados. Entre todos –productores, chefs, científicos– hicimos una cultura de algas que se está extendiendo como un pulpo”, reconoce esperanzado en que algún día la gente pueda vivir del cultivo de algas como ahora lo hacen los agricultores de los productos de su huerta.