DFG, piedra gallega desde Singapur a La Meca
El grupo que creó David Fernández Grande a partir de una cantera de O Porriño se cuela en obras emblemáticas, del AVE a la Meca al aeropuerto de Singapur
En la década de los setenta, el empresario David Fernández Grande decidió dejar el sector maderero y adentrarse en el transporte de bloques de granito, adquiriendo una cantera en O Porriño. Aquella explotación fue el germen de un grupo que acabó suministrando granito para la estación de Jeddah diseñada por Foster&Partners, uno de los puntos clave del AVE a La Meca en las orillas del Mar Rojo.
DFG cuenta ahora con una quincena de canteras, la mayoría repartidas entre España y Portugal, aunque también con explotaciones en Angola y Venezuela. La búsqueda de materiales y el tratamiento de la piedra para aportarle matices singulares son señas de identidad del grupo, que factura en torno a 30 millones anuales gracias a la comercialización de granito.
Del mismo modo que el fundador, que comenzó a exportar granito a Italia, Japón y Taiwan, DFG destina gran parte de su producto a mercados foráneos. Según las últimas cuentas anuales presentadas, facturó 19,6 millones en la Unión Europea, mientras que en el resto de territorios las ventas alcanzaron los 9,7 millones.
El granito gallego da la vuelta al mundo
Aquella cantera de O Porriño se ha convertido hoy en un grupo con casi una veintena de filiales y con presencia en Portugal, Angola y Mozambique. Entre la constelación de subsidiarias destaca Pavestone, dedicada a la elaboración y tratamiento de la piedra. El grupo tiene al frente a David y Pedro Fernández Sanromán.
De la mano de DFG, el granito gallego ha llegado muy lejos. La empresa no solo contribuyó al desarrollo del AVE a la Meca, sino que llevó su producto a edificios tan emblemáticos como el aeropuerto de Singapur, la Daewoo Tower de Varsovia, el Energy Center de Nueva Orleans o el Tokyo New City Hall.