Así son las grandes centrales hidráulicas de bombeo que se proyectan en Galicia
Ideadas para almacenar agua en los momentos de menor demanda y aprovecharla para generar energía en las horas de mayor consumo, muchos de los proyectos planteados en Galicia generan la oposición de los colectivos ambientalistas
Crecen en Galicia los proyectos ligados a centrales hidroeléctricas reversibles o de bombeo pero, ¿cuáles son sus características diferenciales? La fundamental: estas construcciones fueron ideadas para almacenar el agua en los momentos de menor demanda y aprovecharla para generar energía en las horas de mayor consumo.
En líneas generales, estos tipos de centrales eléctricas, que suelen llevar aparejada una gran potencia, se basan en la conexión de dos embalses a distinta altura. Así, se almacena el agua en los momentos de menor demanda y se bombea para generar energía en aquellas horas de mayor consumo.
Horas valle y de alta demanda
En las horas valle, aquellas en las que hay menor consumo, durante la noche o los fines de semana, la energía sobrante generada se usa para elevar el agua situada en el embalse en el nivel más bajo a la presa superior mediante las conexiones que unen ambas masas de agua. De esta forma, el embalse con una localización más alta se usa como depósito de almacenamiento.
En los momentos de mayor demanda, por el contrario, el funcionamiento es el de una central hidroeléctrica convencional y el agua acumulada en el embalse superior se envía a la presa inferior. En ese salto, el agua adquiere energía cinética que, posteriormente, se transforma en energía mecánica rotatoria en una turbina hidráulica. A su vez, esta se convertirá en energía eléctrica de media tensión y alta intensidad en un generador.
El siguiente paso consiste en que los transformadores envíen la electricidad producida en la central hidroeléctrica por las líneas de transporte de alta tensión hasta los consumidores.
Una vez generada la electricidad, el agua vuelve a caer al embalse inferior, donde queda, de nuevo, almacenada. Al tratarse de centrales hidroeléctricas “reversibles” es posible realizar el ciclo en sentido contrario, empleando el exceso de energía de la red para almacenar el agua en el embalse superior, constituyendo así un sistema de almacenamiento de energía.
El caso de Iberdrola
De entre los grandes proyectos de aprovechamiento energético que se plantean en Galicia destaca por su envergadura el que Iberdrola quiere acometer en Vilariño de Conso (Ourense) mediante la implantación de una nueva central que una los embalses de Cenza y O Bao, que ya explotan los de Sánchez Galán.
Este desarrollo, según indica la propia compañía en la documentación en exposición pública, implica la construcción de un circuito subterráneo que conecten los dos embalses, además de “una central en caverna equipada con tres grupos turbina-bomba». “Mediante la construcción de este aprovechamiento se aumentará la potencia de turbinación y bombeo en 900 megavatios”, apuntan.
En el documento inicial de evaluación del proyecto Conso II, la eléctrica (que fue directamente señalada por el Ministerio de Transición Ecológica este verano por los drásticos desembalses de varias de sus presas en España en plena subida de la factura de la luz) incluye un gráfico en el que ejemplifica el funcionamiento de una de estas megacentrales.
Años de obras
La mayoría de estos proyectos cuenta con la oposición de colectivos ambientalistas que destacan que, si bien las eléctricas argumentan que no necesitan de la construcción de nuevos obstáculos en los ríos, “minimizan” los efectos de las grandes obras que deben acometer y que van desde la ejecución de las conexiones subterráneas a tendidos eléctricos y las propias centrales “en caverna”. Por su envergadura, además, la ejecución de estas construcciones puede prolongarse durante varios años.
La asociación ecologista Adega, por ejemplo, ha mostrado en numerosas ocasiones su rechazo al proyecto de Iberdrola de Vilariño de Conso. Entre otras cuestiones, incide en que este se ubica dentro de la zona de especial conservación Macizo Central, que forma parte de la Red Natura 200.
Recientemente, y a raíz de la exposición pública de otro proyecto hidroeléctrico de bombeo, el que la compañía andaluza Magtel prevé desarrollar en el concello ourensano de A Veiga, los ecologistas denunciaron que estos megaproyectos responden “a una fiebre del megavatio” que amenazan espacios del Macizo Central y A Limia. Insisten en que las obras que llevan aparejados estos proyectos pasan por la apertura de “kilómetros de pistas, canteras y vertederos, más allá de las correspondientes líneas de evacuación eléctrica”.