Así piensa la mujer que tiene la logística de Inditex en la cabeza
Lorena Alba, directora general de Logística del gigante textil: "No hay ningún secreto detrás, es una filosofía"
Manuel Fraga tenía el Estado en la cabeza. Presumía de ello. Lorena Alba Castro tiene la logística de Inditex en la suya, pero no hace alarde alguno. Es una de las intocables de Amancio Ortega, y forma parte de la decena de ejecutivos y directores de cadena de Inditex que permanecen en sus puestos desde antes de la llegada de Pablo Isla a Arteixo, en 2005. Lorena Alba era responsable de Logística con José María Castellano en la vicepresidencia, y hoy es directora general de la misma división.
El suyo parece un reto difícil: hacerlo todo más fácil en un monstruo como Inditex. Y cuando habla y se explica, lo consigue con creces. Lorena Alba, con una timidez que lleva el sello de la casa, prefiere «aplicar el sentido común, entender las cosas y sacar conclusiones». «Si llegamos con grandes soluciones e intentamos imponerlas, eso no va a funcionar jamás, porque quien lo tiene que hacer se lo tiene que creer, primero, lo tiene que entender, después, y lo de debe compartir». Su claridad en la exposición queda de manifiesto en diversos foros, como cuando acudió a la Escuela de Ingenieros en la que estudió, en la Universidade de Vigo, para compartir sus experiencias con los alumnos de la especialidad de Organización Industrial, la suya.
«Tuve mucha suerte»
Para Alba, «los clientes son las tiendas», suele repetir allá por dónde va. «Toda la información y el feedback que aporta ese convivir con el cliente es lo que mueve toda la compañía», a su juicio. Ella es una de las ejecutivas que está detrás de las últimas inversiones de Inditex, primero en un hub logístico en Holanda, con una inversión de 100 millones, y después con la implantación de la multinacional en A Laracha, anunciada la pasada semana, para un centro de recepción y almacenaje de prendas.
Timidez, pero también modestia a la hora de expresarse. La directora general de Logística presume de haber llegado a Inditex «por casualidades de la vida, tuve mucha suerte, también por el momento en el que llegué». Procedía de otra empresa textil coruñesa, de capital familiar, que opera bajo la referencia comercial de Nanos, de ropa infantil. Fueron solo unos meses, después de haber estado trabajando, con una beca, algo más de dos años en un grupo maderero.
Sencillas recetas
Una de sus recetas es observar. «Hablar, y hacerlo horas y horas, con el jefe de turno, con el operario… Son los que realmente saben al final lo que está pasando ahí y los que más aportan», explicó a los estudiantes de Organización Industrial en la Universidade de Vigo. «En ese momento ser ingeniero no es una ventaja, porque lo que conseguimos es que la gente se ponga como a la defensiva. Por tanto, es importantísimo dar confianza, dedicarle tiempo», razona.
Ningún secreto
Los ingenieros de organización industrial «somos profesionales polivalentes, nos deben ver como gestores de cualquier área de la organización». Y en esa línea, «debemos saber encajar con otras formas de ver las cosas». «Y, claro», dice, «por el medio de todo está la moda, que eso no hay quien lo entienda. Por tanto, todos nos debemos integrar y llegar a una solución común». «Nada es ni lo óptimo desde el punto de vista más técnico, ni tampoco lo más subjetivo: debemos llegar siempre al final a un acuerdo», asegura la mujer que tiene la logística de Inditex en su cabeza.
«Parece que la logística es el gran secreto», dice, «pero realmente lo que hace es materializar un montón de conceptos». «No hay ningún secreto detrás, es una filosofía», sentencia la responsable de que el gigante de Amancio Ortega distribuya dos veces por semana la ropa que demanda cada una de las cerca de 7.000 tiendas que posee en el mundo.