Así fuerza la OCU los estudios sobre las cremas faciales
La industria cosmética detalla los errores metodológicos de unos estudios en los que siempre gana la crema Lidl, de 3 euros, frente a las marcas caras
¿Puede una crema hidratante o antiarrugas de 3 euros ser mucho más eficaz que las cremas de las prestigiosas cosméticas internacionales que cuestan más de 70 euros? La patronal de la industria cosmética está convencida de que no y acusan a la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de forzar estudios de mercado en los que, pase lo que pase, Lidl siempre resulta mejor parada que el resto de las cremas de mercado.
La crema Cien de Lidl, fabricada por la compañía alemana WIn Cosmetics ha ganado todos los estudios de cremas antiarrugas elaborados por la OCU. También ha quedado en primer lugar en los ránkings de cremas hidratantes. Pero la patronal de la industria cosmética ha detallado los errores metodológicos en los que ha incurrido la OCU para incentivar la venta de las cremas de Lidl.
1) La OCU no publica de forma detallada la metodología utilizada en los estudios. Aunque explica que los criterios son de hidratación y valoración subjetiva de un grupo de usuarias, entre otros aspectos, no detalla la puntuación obtenida por cada crema evaluada en cada una de sus categorías.
2) La patronal se queja de que el estudio no ha controlado las condiciones de aplicación de las muestras. «Los métodos reconocidos evalúan el efecto hidratante por comparación de las medidas tomadas en dos zonas experimentales: zona tratada y zona control a diferentes tiempos. La metodología correcta consta de una cinética de hidratación inicial a diferentes tiempos, realizando dichas medidas en una sala con humedad y temperatura controlada, para realizar una comparativa midiendo la eficacia hidratante inmediata», asegura la patronal.
«A continuación se debe aplicar un test de uso y realizar la medida puntual a día 28, al cabo de 4 semanas de uso, con el fin de evaluar el efecto hidratante acumulativo sobre la piel. Del informe de la organización de consumidores no parece desprenderse que todas estas precauciones se hayan tenido en cuenta», añade.
3) Los fabricantes de las marcas reconocidas rechazan los resultados de un estudio que otorgan una valoración de enorme peso al efecto hidratante. Consideran que esta cualidad es la más fácil y barata de obtener y critican que no se dé valor en estos estudios a otros aspectos como el factor de protección solar, el efecto tensor, el efecto antipolución y el efecto antiarrugas.
4) Los fabricantes de marcas reconocidas también cuestionan que en el estudio que da ganadora a la crema de Lidl no se valore el envase como un elemento básico para conservar el interior del producto.
«El envase forma parte inseparable de la calidad y seguridad del producto. Debe garantizar la conservación óptima evitando migraciones de componentes del envase al producto e impidiendo la permeabilidad que origina oxidaciones del producto», asegura la patronal.
La OCU asegura que su metodología es fiable y que no recibe dinero de ninguna marca (léase Lidl, el producto estrella de todos sus estudios). Las sospechas de favoritismo han encendido a los fabricantes al constatar que la OCU se refiere a la crema de Lidl como «una compra maestra» y anima a adquirirla.
«La conclusión no deja lugar a dudas: no es necesario gastar mucho dinero para tener una buena crema antiarrugas, pues la mejor de nuestro estudio es también la más barata. Una auténtica Compra Maestra…y todo un acierto», explica la organización en su web.